La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

El castellano relegado

La ley se cambia sólo para contentar a quienes ningunean al castellano porque no quieren ser españoles, y así seguirán

Después de haber impulsado la aberración de que los estudiantes puedan pasar de curso sin aprobar todas las asignaturas (con la excusa de la pandemia), la sinuosa ministra de Educación acaba de perpetrar un ataque frontal a la lengua oficial del país que la ha hecho ministra. Y un atentado a la Constitución que prometió defender. Ahí va su artículo 3: "El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla" . Más claro, imposible.

Isabel Celaá ha pactado con Podemos y Esquerra Republicana de Catalunya una enmienda a la nueva Ley de Educación que elimina la mención expresa al castellano como lengua vehicular de la enseñanza en toda España. Dice que su Ministerio no busca desalojar el castellano de la escuela catalana, pero en la práctica la enmienda servirá para que el castellano sea una lengua secundaria en las aulas de Cataluña (y de País Vasco o Navarra, si así lo quisieran sus autoridades autonómicas).

¿Por qué va a ser así? Pues porque ya el castellano se encuentra ninguneado en esa parte de España debido a la política de inmersión lingüística ejercida durante décadas por la Generalitat -compensando hasta el exceso la imposición del castellano durante el franquismo-, y esta reforma legal arruina la protección prestada a duras penas por los tribunales a las familias catalanas que quieren que sus hijos aprendan en castellano y tienen exactamente la misma legitimidad para lograrlo que las familias que sienten y hablan en catalán. Porque culmina una labor constante y tóxica de erradicación del castellano (multas a los comercios sin rótulos sólo en catalán, señalización en hospitales, trámites en centros oficiales) que rompe la convivencia pacífica y fructífera de los dos idiomas en la vida cotidiana que cualquiera podía constatar en Barcelona hace diez años. Y porque la única razón para que Celaá haya operado esta tropelía es para asegurar los votos de ERC a los Presupuestos de Pedro Sánchez.

Sánchez no ha cruzado hasta ahora ninguna línea roja en favor de los independentistas (ni amnistía ni derecho de autodeterminación), aunque ha amagado en esa dirección (revisión de la sedición, indulto a los presos, mesa negociadora non nata). Ahora sí. Con el cambio de esta ley la lengua de todos los españoles queda relegada en una parte de España. Todo por un puñadito de votos que no van a calmar las ansias de quienes no quieren ser españoles.

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