Del carnaval y la cuaresma

Carnaval es traducción de la palabra italiana carnevale que deriva de (en latín vulgar) carnem levare

Me pregunto cuáles serían los efectos de una semana santa desplazada. Porque teniendo a poco más de una hora la de Sevilla y la de Málaga, se considerara que no conviene dejarla donde la sitúa el calendario. Habría que probar a ver qué dice ese personal que se queda en el pasmo le hagan lo que le hagan. Seguramente no pasaría nada y celebraríamos -este año, sin ir más lejos- el Domingo de Ramos el día 1 de abril; es decir, cuando todo el orbe cristiano celebra el de Resurrección.

La Semana Santa no está colocada en el calendario en un lugar elegido de modo caprichoso. Nada menos que allá en el año 325 (del 20 de mayo al 19 de junio) de nuestra era, se celebró el (primer) concilio de Nicea -hoy Iznik, en Turquía-, en el que, entre otras cosas, se fijó la fecha del Domingo de Pascua, Gloria o Resurrección. Sería el primer domingo que hubiera tras la primera luna llena o plenilunio que tuviera lugar después del equinoccio de primavera (el día 20 de marzo) en el hemisferio norte. El acuerdo supone que la jornada consagrada a la Resurrección, oscilará entre el día 22 de marzo y el 25 de abril. Pero, en el Campo de Gibraltar, eso, como tantas cosas, podría traernos sin cuidado. A poco que se nos antojara y le diera por ahí a nuestros prebostes, nos encontraríamos en un plis plas con la recreación de la Pasión, una semana después o antes que el resto del mundo que comparte con nosotros estas dramatizaciones.

Eso es lo que ocurre con el carnaval. Su ubicación es consustancial con su esencia. Ayer no sólo era el día de San Valentín, que el comercio señala como el de los enamorados para animar al consumo, sino también el Miércoles de Ceniza, que anuncia el comienzo de la cuaresma y, por lo tanto, el del ayuno y la abstinencia de carne. Es el primero de los cuarenta que quedan hasta el Domingo de Ramos. De ahí el nombre de carnaval, traducción de la palabra italiana carnevale que deriva de (en latín vulgar) carnem levare. En román paladino: abandonar la carne.

Claro que a nosotros, como podría ocurrir con la Semana Santa, o con la Navidad, nos importa un bledo. Por eso celebramos el carnaval después del miércoles de ceniza. Nuestros próceres se desmelenan poniéndole fajas, medallas y bastones a las imágenes, y acompañando a los tronos en sus lentos y armoniosos paseos, pero puestos a tomarse en serio las cosas, prefieren pasar de lo fundamental e ignoran incluso lo que no debiera ignorarse.

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