AHORA que los políticos, de cualquier signo y tendencia, se dedican a pregonar a los cuatro vientos promesas electorales en forma de multimillonarios proyectos en muchos casos irrealizables con los que intentan cazar votos, me han llamado poderosamente la atención algunas iniciativas de conexión entre las poblaciones que conforman el arco de la Bahía que, pese a su escaso coste económico, sí me parecen interesantes para la población y creo que también resultarían rentables desde un punto de vista económico.

Por ejemplo, cada vez que escucho o leo que el Foro de Diálogo sobre Gibraltar pretende unir por vía marítima el Peñón y Algeciras, se me vienen a la memoria -y me pregunto por qué nunca han cuajado- los miles de intentos que ha habido para restablecer ese antiguo enlace marítimo que durante mucho tiempo funcionó entre Algeciras y La Línea. Lo digo porque creo que este segundo servicio parece mucho más viable, al menos a priori; el flujo diario de personas que por motivos laborales, comerciales, sanitarios, de formación o de cualquier otra índole se produce entre las dos principales ciudades del Campo de Gibraltar merece que estén conectadas por otros medios de transporte distintos que el del simple autobús de Comes que cada media hora sale de la estación de San Bernardo o de la del polígono de San Felipe.

Enlaces marítimos similares funcionan, y con gran éxito, en la Bahía de Cádiz, como ocurre con el vaporcito de El Puerto, que cada día es utilizado por cientos de trabajadores o estudiantes para sus desplazamientos a la capital de la provincia.

Otro tanto puede decirse del ferrocarril. Si se está hablando de la posibilidad de aprovechar las antiguas y nunca usadas vías del tren que llegan hasta La Línea para las industrias, me pregunto por qué no se puede concebir un trazado de cercanías para pasajeros que una las poblaciones de la zona.

La implantación de estos sistemas de transporte, cuya rapidez permitiría hacer sus respectivos trayectos en pocos minutos, es algo habitual en muchas comarcas de la geografía española, tanto que son empleados diariamente por miles y miles de usuarios. En la nuestra, también servirían de cómodo medio de traslado para muchas personas que cada dos por tres sufren los rigores de las retenciones en una autovía, como la A-7, cuyo volumen de tráfico e insuficiente capacidad sigue causando muchos problemas a los conductores. Y a ello habrá que unir la falta de aparcamientos que soportan las principales localidades del Campo de Gibraltar, otro motivo más para promocionar este tipo de transporte.

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