La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

De bailones, guapos y empelotados

No debe ser casual que el bailón Pedro 'el guapo' compita con el Rivera que se dio a conocer posando en pelotas

Si en esa obra de autoayuda y ayuda ajena llamada Manual de resistencia una frase de Fray Luis de León se atribuye a San Juan de la Cruz y otra de Hemingway a Einstein, ¿por qué no se puede convertir el canto partisano Bella Ciao en el cierre discotequero, baile de políticos sobre el escenario incluido, de una convención de los socialistas europeos en Madrid? El origen de Bella Ciao es partisano, su marco fue la lucha contra los fascistas y su primera difusión tras la guerra se dio entre las juventudes comunistas. Pero si Fray Luis vale tanto como San Juan y Hemingway tanto como Einstein, comunista puede valer tanto como socialista y el canto partisano tanto como el Stayin' Alive de los Bee Gees con Sánchez de Travolta. Al fin y al cabo, el comunismo español es una muñeca rusa dentro de la de IU que a su vez está dentro de la de Podemos, y este es el apoyo de Sánchez en la lucha por la Moncloa. Así que todo queda en casa con lo de la canción partisana como bailón socialista.

Lo difícilmente digerible es el ridículo de los políticos socialistas bailando en el escenario y el lucimiento de Pedro Travolta, John Sánchez o como ustedes quieran llamarle. Ya que ha ido a ponerle flores a don Manuel Azaña digamos que es difícil imaginarse al severo político marcándose un jitterburg, un swing o siquiera un chotis sobre un escenario tras un mitin. Cada época tiene lo suyo, ya; y ahora la política requiere rostros jóvenes y atractivos, cuerpos lo más perfectos que la edad y la constitución permitan y un desenfado e incluso descaro que transite por esa línea cada vez más delgada que separa la política del espectáculo, los influencer y los realities.

No debe ser casual que el bailón Pedro el guapo compita en las próximas elecciones con el Albert Rivera que se dio a conocer como político posando en pelotas y estos días apasiona a la prensa del corazón. Por cierto, ¿qué opinión se tendría de una política que hubiera iniciado su carrera de la misma forma? Sin olvidar el posado para Vogue en la puerta de La Moncloa de las ministras de Zapatero, a Soraya Sáenz de Santamaría posando tirada en el suelo en plan mujer fatal de cine negro o a Inés Arrimadas posando en el Parlament para Telva "con un modelo negro de satén y gasa de Diane Von Furstenberg, zapatos de Jimmy Choo y pendientes de diamantes". Es lo que hay. Y nada asegura que la cosa no vaya a ir a peor.

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