Por asociación de ideas

Dice Posadas que los mediocres no serían tan peligrosos si dejaran de pensar como tales

Un artículo (El mundo es de los mediocres) de Carmen Posadas, me ha recordado otro de un escritor de mi primera juventud, Giovanni Papini. El periodista italiano, autor de aquel inolvidable "Gog" que siempre gusté de reencontrar y releer, me mantuvo pendiente de sus ensayos y de sus artículos durante bastante tiempo, cuando el libro de bolsillo de Plaza&Janés hacía furor entre los universitarios.

En uno de esos libros, titulado, creo recordar, Sobre la Universidad, más grueso de lo habitual, se recogían artículos de Papini, supongo que publicados en periódicos. El título poco tenía que ver con el contenido, pero yo era un seguidor algo compulsivo tanto de Papini como de, entre otros, Knut Hamsun, Stefan Zweig, Malaparte o Van der Meersch, cuyo Cuerpos y almas debió de despertar vocaciones a granel para la medicina. Conservo la totalidad de los libros que he comprado, pero mis tres espacios principales no están a mano al mismo tiempo y, en ocasiones, he de recurrir a la memoria. En el libro de Papini, me llamó la atención precisamente el artículo que Carmen Posadas me hizo recordar.

Era un canto por los imbéciles. No sé si fue el traductor o el propio autor quien prefirió esta forma de referirse a los estúpidos, pero he de confesar que la imbecilidad me suena menos fina que la estupidez. Es como si un imbécil se me antojara un estúpido con limitaciones sociales que además es analfabeto o, por lo menos, poco cultivado. Un estúpido, por el contrario, podría ser un imbécil "leído y escribido". Sin duda es a éstos a los que se refiere la frase atribuida -como tantas otras- a Albert Einstein, que teniendo por infinitos al universo y a la estupidez, sólo dudaba de que lo fuera el universo. A ello ayudaría el hecho de que el cosmos era su debilidad y había reflexionado mucho sobre el universo. A veces se está más inseguro de aquello de lo que más se sabe.

Papini les pedía a los imbéciles que no admiraran a la gente valiosa, pues de hacerlo estarían empezando a dejar de ser imbéciles. Posadas, por su parte, asegura que los mediocres no serían tan peligrosos si, una vez alcanzada su meta, dejaran de pensar como mediocres. Lo más sugestivo del artículo de Posadas es que está inspirado por la lectura de una biografía de Stalin -del tío Josif- a quien el camarada Trotsky calificó de "mediocre y oscuro" nada más conocerle y sin sospechar ni de lejos lo que traerían los tiempos.

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