Vladimir Putin dio un discurso a la nación ayer miércoles extremadamente preocupante que pone de manifiesto con gran claridad varias ideas que quisiera destacar brevemente. La primera de ellas es la constatación de que es plenamente consciente del fracaso de su decisión de invadir Ucrania. Si había alguna duda sobre la realidad de los éxitos de la estrategia militar ucraniana, Putin las ha disipado totalmente. Después de haber rechazado la invasión que pretendía llegar a Kiev en unos días, los ucranianos han conseguido detener y estabilizar los frentes y posteriormente, romper las líneas rusas y recuperar zonas importantes y estratégicas de territorio. Consciente de su fracaso y de la gran pérdida de soldados en el frente, Putin ha ordenado una movilización de reservistas que de forma encubierta supone una movilización casi general. Posiblemente esta decisión le pasará factura con una pérdida importante de apoyo entre la población rusa.

La segunda conclusión es la efectividad de la ayuda que los países occidentales han venido prestando a Ucrania. Parece evidente que una parte de los éxitos militares ucranianos se debe a los suministros de equipamiento y armamento occidental, así como el suministro de información e inteligencia militar sobre todo de los Estados Unidos, además, por supuesto, de la motivación, valentía y coraje de los soldados ucranianos en la defensa de su nación frente a unos invasores desmotivados, carentes de estrategia y que desconocen incluso la finalidad de la intervención militar y las causas por la que se están jugando su vida.

En tercer y en último lugar, el discurso de ayer nos ha confirmado que Putin es un fanático iluminado aferrado a su ideología totalitaria y ultranacionalista que actúa en un país sometido a él y a su entorno, sin ningún contrapoder ni oposición ni asesores que pudieran reconducir los mecanismos de toma de decisiones. Por ello lamentablemente no estoy de acuerdo cuando un número importante de comentaristas han defendido que su anuncio de utilizar armas nucleares es una amenaza no realista y que este escenario es poco probable. Entiendo que tendrían razón si estuviéramos en presencia de un dirigente con un cierto sentido de la realidad, con equipos de asesores competentes y que antes de una decisión considera razonablemente las opciones. No es el caso, es un dirigente irracional, imprevisible que habita una burbuja rodeado de fanáticos iluminados como él, carentes de todo sentido de humanidad del que no se puede esperar un comportamiento lógico. La amenaza nuclear es seria y hay que responder adecuadamente. En lo militar todo pasa por continuar e incrementar los apoyos en los frentes de batalla en Ucrania y en lo diplomático, la dirección correcta es China.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios