Más allá de los 50

En una sociedad envejecida hay que reflexionar sobre cómo aprovechar este talento

Hace solo unos días ha concluido en la Fundación Campus Tecnológico de Algeciras un "Think Tank" en el cual, durante cuatro días y desde distintos ámbitos, se ha debatido sobre cómo articular soluciones que permitan atraer, desarrollar y retener el talento en nuestra provincia.

He tenido el placer de participar en la mesa de debate sobre el talento senior y comenzaba mi intervención comentando con mis compañeros de tertulia cómo la actual pandemia arroja datos interesantes sobre el valor actual de estas generaciones que "peinan canas". Un ejemplo concreto al respecto es cómo Italia "ha elegido al veterano ex CEO de Vodafone, Vittorio Colao, de casi 60 años, para liderar la reconstrucción del país por su reconocimiento internacional, la sensación de seguridad a los socios europeos, así como la paciencia y la capacidad de escoger el momento oportuno para afrontar los contratiempos" (Generación SAVIA, proyecto de la Fundación ENDESA y Fundación MásHumano).

En un país, el nuestro, con una sociedad envejecida, que tiene la mayor la esperanza de vida de toda Europa y la tercera del mundo después de Japón, se hace necesaria una reflexión sobre cómo aprovechar el talento de estas generaciones de plata, aunque solo sea por pura supervivencia: la sostenibilidad de nuestro sistema general de pensiones.

Por otro lado, es interesante reflexionar sobre la discriminación laboral de la gente a partir de los 50 años. Con poca esperanza de encontrar un nuevo empleo, lo que ha empeorado con la pandemia y más aún, si no se tiene cualificación, los datos nos hablan por sí solos: los mayores de 50 años representan cerca del 40% de los desempleados en España. Se pueden contar con los dedos de una mano las compañías que tienen políticas y prácticas concretas para evitar la discriminación real de los mayores de 50 años.

Impulsar las ratios de diversidad generacional en la empresa, eliminar los prejuicios en cuestión de edad generados en el siglo XX, potenciar la formación permanente, reestructurar con talento y con nuevos criterios de elegibilidad o promover el mentoring podrían ser algunas de las decisiones que desde el mundo empresarial favorecieran una gestión del talento acorde con los tiempos que corren en un país, además, azotado por una tremenda pandemia como la que sufrimos.

Hay también un último aspecto que no quiero dejar de comentar, aquel que se refiere al talento senior de aquellos que, jubilados, o casi a punto de estarlo, se mantienen activos y trabajan en proyectos de interés social con la ilusión y el entusiasmo de alguien que empieza, y a cambio de nada, por pura satisfacción personal. Existimos, no crean. Ahí lo dejo.

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