El periodo navideño es un tiempo que desde hace ya muchos años está condicionado en gran parte por la programación extraordinaria que las diferentes cadenas de televisión planifican para esos peculiares días que van de Nochebuena a Reyes.

No suele ser desde luego por un derroche de imaginación por lo que se distinguen los programas que celebran tanto el nacimiento de Cristo como el cambio de año en el calendario y así se repiten las películas (Que bello es vivir, Solo en casa…); los especiales de humor; los resúmenes del año; las actuaciones musicales; la ceremonia de las uvas y las campanadas; el concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena y -lo más sorprendente de todo- el concurso de saltos de esquí que se disputa el primer día del año en Garmisch-Partenkirchen que, en los albores de la televisión, alguien debió considerar atractivo para una población ajena a los deportes de nieve en general y más aún a los saltos y que, a pesar de ello, los españoles nos hemos acostumbrado a contemplar mientras se nos pasa la resaca.

Sin embargo, este año casi acabando este tiempo de vacuidad festiva, La 2 nos sorprendió con la retransmisión desde el Teatro Monumental de Madrid de la Gala de Reyes de la Orquesta Sinfónica y Coro de RTVE en una "Selección de grandes éxitos de la música clásica, pop y rock" con José Manuel Zapata ejerciendo, a la vez, de maestro de ceremonias, tenor y director de orquesta y con Paco Mir (de Tricicle) dándole la réplica sobre el escenario. Deslumbrante Zapata en todas sus facetas, como si de un hombre-orquesta se tratase, dirigió, cantó y actuó de manera primorosa secundado por una orquesta y un coro que, ensamblados musicalmente con exquisita precisión, actuaban al mismo tiempo de coprotagonistas en las parodias y ocurrencias de un genial Zapata. Obras de Verdi, Johan Strauss hijo, Bach, Mozart, Beethoven, Schumann, Rossini o di Capua se interpretaron con la misma exquisitez y convicción que las canciones de U2 o AC/DC. Hilarantes los momentos en que el coro bailó al son de la Macarena de los Del Río (al estilo de Mozart) o el de la orquesta interpretando la famosa obertura de Guillermo Tell de Rossini sin el sonido de los instrumentos, solo tarareándola al ritmo de "parabán, parabán, parabán, pampán" para luego unirse el coro, no cantando sino haciendo sonar la melodía con los pitos típicos del Carnaval de Cádiz. Otro momento insuperable fue la ejecución de la Marcha Radetzky (la pieza más popular del concierto de Año Nuevo vienés) dirigida por un gato dorado de los que venden en los chinos y -mi número favorito- la "versión" de Zapata -revolcón incluido- de Highway to hell de AC/DC. Un espectáculo tan didáctico y entretenido como los famosos "Conciertos para jóvenes" de Leonard Bernstein. Pueden recuperarlo en la web de RTVE.

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