J. M. Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

Entre ellos no hay acuerdo posible

Con Juan Bravo y María Jesús Montero como interlocutores, no es posible el pacto, porque ninguno de los dos lo quiere

El acuerdo entre el PSOE y el PP sobre el decreto de medidas económicas contra los efectos de la guerra de Ucrania se tornó imposible cuando se conocieron los nombres de los interlocutores: Juan Bravo y María Jesús Montero. Más allá de la pugna partidista, el PP carecía de razones para oponerse a la bonificación del 20% del precio del litro de los combustibles y a la reducción del IVA del impuesto de la electricidad, pero Juan Bravo es transparente: cuanta más se esfuerza en loar su posición hacia el pacto, menos ganas tiene.

Lo vimos en Andalucía. El consejero de Hacienda -también vicesecretario económico del PP- acarreaba ingentes cantidades de papeles para demostrar que fue él quien quiso negociar el Presupuesto de la Junta de 2022 con el PSOE, y que fue Juan Espadas quien no atendió a sus razones. Finalmente, Juan Bravo, por otras circunstancias, ha acabado por aprobar todo aquello que le negó al PSOE en aquella negociación, desde la contratación del personal sanitario extraordinario a la mejora salarial de los profesores. Es posible que el PSOE dudase, que en Ferraz no lo vieran claro, pero Juan Bravo nunca ayudó. Hoy hay elecciones anticipadas porque no se aprobó aquel Presupuesto de la Junta.

Días después, el PP sí logró el acuerdo con el PSOE para sacar adelante la nueva ley del Suelo. Excepto la del Presupuesto, el PP ha logrado aprobar en la Cámara todas las iniciativas que ha llevado, bien con Vox, bien con el PSOE. Algo tendrá que ver el interlocutor.

La otra negociadora era María Jesús Montero, que es ministra de Hacienda y la sanitaria de Urgencia de los acuerdos de izquierdas en el Gobierno. Montero es la más roja del PSOE, por lo que comprende, especialmente, bien al espacio Podemos o, como diríamos ahora, a "lo de Yolanda". La ministra es partidaria de mantener la mayoría de la investidura de Pedro Sánchez hasta finales de 2023, cuando se agotará la legislatura de modo natural, de modo que no iba a quebrar ese equilibrio con un acuerdo a la desesperada con el PP.

El resultado ha sido el quilombo de la comisión de secretos oficiales del Congreso, donde se van a sentar todos los partidos que han tratado de desintegrar al Estado español. Algunos incluso con la dolorosa técnica del desangrado. La comisión ha nacido muerta. Nadie serio contará nada allí. Pero no deja de ser chocante, para la otra parte, que haya sido Bildu el partido que haya salvado al Gobierno del boicot de los independentistas catalanes a causa de las escuchas del CNI a sus líderes.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios