Austero,bien diseñado, el homenaje a las víctimas del coronavirus ha tenido altura y fuerte emoción, con el respaldo de los Reyes y sus hijas, que presidieron el acto. El Gobierno -con un Iglesias que volvió a dar la nota al aparecer sin corbata, la reserva para los Goya-, instituciones del Estado, presidentes regionales -no faltaron siquiera los eternos ausentes Urkullu y Torra-, y las máximas autoridades de la Unión Europea. Con ellos, representes de los colectivos sanitarios que tanto han dado en las semanas trágicas, miembros de distintas confesiones religiosos, de las fuerzas de la seguridad y de los diferentes colectivos que han estado en primera línea, con riesgo de su vida, para cooperar a que otros no la perdieran o para paliar su dolor.

Los protagonistas fueron, sin embargo, las víctimas. Les dieron voz el periodista Hernando Calleja, hermano de una de ellas, José Mari Calleja, y en nombre de los sanitarios intervino una enfermera del hospital Vall d'Hebron, que explicó la lucha que mantuvieron desde el más importante de los médicos hasta los responsables de mantenimiento y limpieza, para atender a los enfermos, salvarles la vida y acompañarles en la hora de su muerte ante la imposibilidad de que pudieran acompañarles sus familiares.

Fue un homenaje muy auténtico, conmovedor, con ojos húmedos, manotazos para disimular las lágrimas y mascarillas empapadas. Con una ofrenda floral individual, ordenada y conmovedora.

Ceremonia laica a la que se negaron a asistir los miembros de Vox. Allá ellos. De igual manera que fue inadmisible la ausencia de Sánchez en el funeral religioso de hace unos días, es de rigor criticar la postura de Vox.

Una ceremonia con una lectura importante, más en tiempos de zozobra, de argumentos demagógicos para defender la república como único sistema verdaderamente democrático y arremeter contra las monarquías, cuando algunas de los países más incuestionablemente democráticos son monarquías parlamentarias. En el homenaje, aparte de las víctimas apareció claramente la Corona como la figura que representa a todas las fuerzas políticas y sociales. Su mensaje fue un mensaje de Jefe de Estado a los españoles: "Este acto no puede reparar el dolor de muchas familias", dijo. Una verdad desgarradora, a la que añadió que "esta crisis nos ha puesto a prueba como país. España ha dado una lección".

Ningún dirigente político podría pronunciar esas palabras sin ser acusado, con razón, de hacer política en un acto que necesariamente debía ser ajeno a la política.