Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

El abandono del Arte Sureño

Por su riqueza, concentración y singularidad, estamos ante el conjunto de pinturas y grabados rupestres más importante de Europa

El Campo de Gibraltar -al igual que la Janda y también algunos municipios de Málaga- tuvo motivos más que sobrados para haber celebrado ayer con diversos actos el Día Europeo del Arte Rupestre, aunque no pudo hacerlo debido a una serie de circunstancias descritas ya en estas páginas por Quino López. Esa celebración, en síntesis, fue imposible por la dejadez mostrada por las administraciones respecto a las más de 400 cuevas y abrigos con pinturas rupestres existentes en esa amplia zona, algunas de ellas con 20.000 años de antigüedad. Este Arte Sureño, así denominado por su riqueza, concentración y singularidad por el investigador y espeleólogo alemán Lothar Bergmann -a él se debió nada menos que el descubrimiento de 180 de esos vestigios- engloba el grupo de pinturas y grabados rupestres al aire libre más importante de Europa. Es una parte clave de nuestro patrimonio histórico y cultural que, tras sobrevivir milenios, corre el riesgo de desaparecer por culpa, a partes iguales, del vandalismo y de la desidia de los responsables políticos competentes.

En agosto de 2019, una docena larga de instituciones, colectivos y particulares, entre los que figuraban el Ayuntamiento de Jimena, el Instituto de Estudios Campogibraltareños y un grupo de investigadores de la Universidad de Sevilla, se constituyeron en plataforma y aprobaron un manifiesto en defensa del Arte Sureño en el que instaban a la Consejería de Cultura a proteger, conservar, investigar y divulgar dichas pinturas mediante la declaración de una amplia zona arqueológica y a promover su inclusión en la lista de lugares Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco. Se trataba, en definitiva, de un llamamiento sobre la importancia de un tesoro que presenta un terrible estado de abandono. La Junta ha elaborado un plan sobre el patrimonio rupestre andaluz, pero no acaba de ponerse en pie: lo prueban la ausencia generalizada de vallados de protección de estas pinturas, las pintadas sufridas en una treintena de cuevas y la destrucción de algunos de los dibujos a causa de hogueras y el uso de petardos a manos de descerebrados. No es extraño, así pues, que cada nuevo hallazgo por parte de los investigadores o aficionados al arte rupestre sea tratado con reserva y no se desvele su ubicación exacta.

Quienes quieran aprovechar este puente festivo para visitar y conocer algunas de esas pinturas puede apuntarse a algunas de las excursiones que, por un módico precio, ofrecen algunas empresas de la comarca. El paseo por el campo hasta llegar a esos lugares ya merece la pena, aunque en ocasiones uno tenga la sensación de ser un furtivo, saltando vallas detrás del guía para entrar en algunas fincas y no pueda encontrar un centro de interpretación del Arte Sureño o siquiera carteles explicativos sobre las pinturas. Ya que no lo hicieron sus antecesores, ojalá que algún día pueda acompañarnos a visitar este inmenso museo al aire libre la consejera de Cultura, su delegada provincial, sus directores generales y sus asesores para que tomen conciencia de lo que se pierden. De lo que estamos perdiendo.

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