La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Más abalorios: eutanasia

Suprimir incluso la vida si estorba el ciclo de producción y consumo iguala al PSOE y al PP

Se pregunta a sí mismo Ábalos: "¿Se puede decir que la eutanasia es una cuestión ideológica?" Y se contesta: "Será para los fundamentalistas. La eutanasia responde a una concepción de que la dignidad debe estar asociada al derecho a la vida. Defender la vida y no vincularla a la dignidad es rebajar la condición humana. Nadie debe decidir por el sufrimiento de otro". Primero descalifica al discrepante como fundamentalista. Después miente afirmando que no se trata de una cuestión ideológica. Y finalmente manipula asociando la eutanasia activa a la lucha contra el dolor, cuando son los cuidados paliativos -muy caros y por ello escandalosamente deficientes en nuestro país- los que garantizan que se pueda morir sin dolor y con dignidad.

Sean cuales sean las creencias o principios éticos está admitida la eutanasia pasiva como supresión del encarnizamiento terapéutico y administración de fármacos contra el dolor aunque acorten el tiempo de vida. Se lleva a cabo sin ningún problema allí donde los medios lo permiten. La eutanasia activa, en cambio, mata al paciente. Decir que en esto no interviene la ideología es una falsedad o una concepción economicista, mecanicista y técnica -por ello inhumana- de la medicina.

Parece una broma siniestra que hable de "derecho a la vida" quien milita en el partido que considera un derecho el aborto libre sin causa terapéutica, convirtiéndolo en un bárbaro medio de control de la natalidad y eugenesia, de tan terrible recuerdo nazi: se está matando el 90% de los fetos con síndrome de Down. Existiendo anticonceptivos seguros el alto número de abortos es un escándalo que retrata una sociedad acanallada.

Hace más de 40 años Pasolini denunció, desde la extrema izquierda y no desde el fundamentalismo, señor Ábalos, que "el aborto es una legalización del homicidio (…) de enorme comodidad para la mayoría consumista". Sea de izquierdas o de derechas. Por eso el PP defenestró a Gallardón. Pasolini intuyó la emergencia de esta "joven burguesía que no necesita detentar el poder con los instrumentos clásicos; que no sabe ya qué hacer con la Iglesia, que ha terminado por pertenecer a aquel mundo humanístico del pasado que es un estorbo en un universo técnico ciegamente olvidado de todo valor humano y extraño a las ciencias humanas, en el que pueda desarrollarse sin trabas el ciclo de producción y consumo". En esto son idénticos PSOE y PP.

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