La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Vuelve el cole, sigue la culpa

Son tan sectarios, irresponsables y miopes que han sustituido el consenso hacia el bien general por la manipulación de la culpa

El acuerdo sobre la vuelta al cole que acaba de sellar la conferencia sectorial de Educación presenta algunas lagunas y ofrece dudas sobre su eficacia, pero está lleno de medidas razonables, quizás las únicas que pueden concertar las autoridades educativas. Sobre todo, es un pacto entre el Gobierno y las comunidades autónomas y, de paso, entre PSOE y PP.

Nos hace preguntarnos: ¿por qué no es posible un gran pacto nacional que vaya más allá de la enseñanza, que afronte la crisis sanitaria y también la económica y social? Respuesta: porque ni PSOE ni PP están realmente interesados en negociarlo y alcanzarlo. Porque Pedro Sánchez y Pablo Casado sólo conciben combatir el coronavirus de la manera y con los instrumentos que le aseguren conservar el poder o arrebatárselo al otro -respectivamente-, y de ninguna otra. Porque son tan sectarios, miopes e irresponsables que han sustituido el consenso y la colaboración en favor del interés de los ciudadanos por el perverso juego de la manipulación de la culpa. La exculpación propia y la inculpación ajena. Este virus sí que parece imbatible.

Ahí tienen, pues, a Pedro Sánchez pasando del lenguaje y la escenografía de guerra que le iba a consagrar como el héroe de la resistencia patria al sermón de la unidad de todos (y todas), del liderazgo único al lavado de manos y el traslado de la patata tórrida a los gobiernos autonómicos, de la exhortación a que Casado arrime el hombro a la exigencia imperativa de que le respalde los Presupuestos para la reconstrucción, achuchándolo con la flor y nata de la empresa y la bolsa y con la actitud más abierta de los presidentes regionales del PP. Sólo algo no ha cambiado: nunca explicó por qué estuvimos a la cabeza de Europa en el estallido de la pandemia y tampoco explica por qué lideramos igualmente los rebrotes.

Y ahí tienen a Pablo Casado, que boicoteó los últimos estados de alarma y se hartó de reivindicar la descentralización de la lucha contra el Covid-19 y ahora acusa a Sánchez de inhibirse, que se dice siempre dispuesto a negociar, pero pone condiciones que sabe imposibles (resumiendo: que el presidente se deshaga de Podemos; o sea, que disuelva el Gobierno que preside), que rechaza la renovación del Poder Judicial o del Tribunal Constitucional, cosas que no tienen nada que ver con Podemos, sólo por- que el PP perderá presencia en ellos, ya que así lo dictó la voluntad popular, y que persigue la liquidación de esta legislatura.

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