Ala vista de cómo avanza la campaña, que esta medianoche pasa su ecuador, crece mi convicción de que el equipo de campaña de la R de Rubalcaba admira el pensamiento de Stephen Hawking.

El célebre físico británico define la inteligencia como la habilidad de adaptarse a los cambios. Y siguiendo a pies juntillas ese axioma, fracasado el intento de darle un vuelco a la campaña en el único debate con la R de Rajoy, lo inteligente es adaptarse y variar la hoja de ruta. Y eso es justamente lo que desde ayer hizo el PSOE, darle una vuelta de tuerca al tono de su campaña. Los socialistas lo escenificaron en varios frentes: por un lado un endurecimiento de sus mensajes y, por el otro, recurrir sin tapujos para captar votos al comunicado en el que ETA dijo que ya no matará ni extorsionará más, poniendo fin a su ciega lucha de fieras de casi cuarenta años con más 800 muertos como balance. Pero el que sigue atribuyéndose el papel de sangriento vigilante de nuestra democracia.

En contraposición, los estrategas de la R de Rajoy también han comprendido que si el debate no fue, como pretendían, el punto de inflexión que les hiciera adaptar su plan ya trazado, lo único sensato es intensificar el mensaje en el que creo -lo he sostenido aquí desde el primer día- se basa todo: el paro. Porque hay un automatismo que sitúa como culpable del paro a Zapatero (y si no salta éste, ya dijo él en una de sus pocas apariciones en mítines que se sentía el responsable).

Dudo que la vuelta de tuerca funcione frente a la cruda realidad de los cinco millones de parados. Pero tanto para el resultado electoral como para sus consecuencias orgánicas, me atrevo a recomendar al PSOE otra cita de Hawking: "Cuando las expectativas de uno son reducidas a cero, uno realmente aprecia todo lo que sí tiene".

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