La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Votar contra populismos

Liberal-conservadores y socialdemócratas deben lograr que el PP no necesite a Vox ni el PSOE a Podemos

Lo más importante no es que Macron haya ganado las elecciones pese al poco aprecio que el electorado francés le ha demostrado, votándole en segunda vuelta para cortarle el paso a Le Pen, sino que la extrema derecha haya logrado sus mejores resultados históricos en Francia y en Europa desde los años 30. Le Pen, como en España hacen Podemos y Vox, ha gestionado bien la desafección hacia los partidos tradicionales, las secuelas de las crisis que se han sucedido desde 2008 a 2020, la brecha entre las clases urbanas más o menos privilegiadas e ilustradas y la Francia rural y trabajadora. Que junto a la extrema derecha de Le Pen haya crecido la extrema izquierda de Mélenchon -votado por una quinta parte de los electores- tampoco es una buena noticia.

Aunque se haya repetido una y otra vez que Europa ha respirado tras la victoria de Macron, esta polarización es preocupante. Acierta Manuel Valls al decir en la Ser que en Francia se está produciendo un cambio político en el que "los partidos tradicionales van desapareciendo" mientras crecen la extrema derecha y extrema izquierda. Y que la tarea es "reconciliar la sociedad francesa con ella misma, con las instituciones y con la democracia" para evitar "un próximo choque entre dos populismos que sería dramático".

En España tenemos a la extrema izquierda (en declive tras ser vampirizada por el PSOE como el "espacio político de Yolanda Díaz") cogobernando con el PSOE la nación y a la extrema derecha (en auge como tercera fuerza) cogobernando en Castilla y León. Afortunadamente, la debacle de los "partidos tradicionales" no es aquí tan pronunciada como en Francia o Italia. Pero tenemos un PSOE débil que en las dos últimas generales ha obtenido los peores resultados de su historia, cogobierna con Unidas Podemos y necesita el apoyo de los independentistas radicales (véase la bochornosa reunión entre Bolaños y Vilagrà) y un PP en reconstrucción que ya ha dado el primer paso regional a cogobernar con Vox.

El PSOE debería mirarse en la desaparición del Partido Socialista italiano y la insignificancia del francés que ha quedado en décimo lugar. Y el PP, en la desaparición de la Democracia Cristiana italiana y el hundimiento de los Republicanos franceses. A ver si los ciudadanos liberal conservadores y socialdemócratas andaluces hacen posible el 19 de junio que ni el PSOE necesite a Podemos ni el PP a Vox.

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