Josemi Carmona, Javier Colina y Bandoleropresentaron el 8 de mayo su nuevo disco, Vida, música para cuidar el alma con ritmos para llenarnos el cuerpo de vida. Son 43 minutos de flamenco jazz para deleitar las tardes lectoras, con el mejor título para el momento que nos ha tocado vivir.

Las calles se están llenando de vida, y no es solo por la primavera, es por todos los días perdidos, encerrados, cautivos, robados por la pandemia.

Las ferias de Sevilla y Jerez han sido multitudinarias. El Gran Premio de España MotoGP ha traído un gran ronroneo a Jerez. Cualquier evento cultural es una excusa para llenar calles y plazas: el Salón del Manga de Algeciras, la Ruta del Atún de La Línea, las distintas ferias del libro.

Diverciencia ha sido un gran éxito, tanto de organización como de participación: CEP, Ayuntamiento, patrocinadores, centros educativos, alumnado y superabuelas han estado llenos de Ciencia y Vida. No molestó la lluvia del 4 de mayo, ni el calor de la mañana del día 5. Todos teníamos ganas de compartir nuestros proyectos educativos.

Lo mismo ocurre con los actos de las hermandades y cofradías, como los pregones del Rocío, o la presentación del cartel de Glorias de San Roque, las romerías de Los Barrios y de Castellar, o las convivencias como la barbacoa de san Pedro de este sábado.

En los colegios se vuelve a las salidas, a las excursiones, a las graduaciones y a los viajes fin de estudio. Las comuniones ya están aquí, y con ellas la escusa de quedar con amigos y familiares para tomarnos algo juntos. Lo mismo ocurre con las bodas aplazadas.

Algunos me recordarán que el virus sigue estando aquí, por supuesto, pero tenemos que vivir, con todas las precauciones posibles, pero vivir y no enterrados en vida.

En toda esta explosión de vida social, alegre, en busca de afecto, no encuentro a nuestra clase política. ¡Qué me gustaría que este contagio llegase a la política! Que se contaminaran desde la política local hasta la enrarecida política estatal. Ser contrincantes políticos no es convertirse en enemigos personales. Defender unos planteamientos ideológicos no es insultar al que no los comparte. Perdiendo las formas se empieza a perder la razón. La buena argumentación empieza por las formas.

En todo momento debemos celebrar la vida, con música, deportivamente, estando de fiesta, educándonos, con fe, pero ¿no celebramos la vida en la política? La política municipal debe ser más cercana al ciudadano, pero también al contrincante ideológico. Si se trabaja por el bien común de la ciudadanía, el punto de partida debe ser el mismo de todos, y el objetivo por el que se trabaja coincidente. ¿O lo que se busca es el triunfo personal?

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