Vertedero litoral

En Cala Arena es difícil perderse del sendero puesto que está bien señalizado por un número brutal de latas y de todo tipo de envases

El entorno que rodea el núcleo urbano de Algeciras es verdaderamente privilegiado en términos ambientales, culturales y paisajísticos. De hecho, la ciudad está próxima a dos parques naturales protegidos, las Alcornocales y el Estrecho, con valores medioambientales de gran importancia y con un enorme potencial en cuanto a sus posibilidades de desarrollo sostenible para un territorio que necesita redefinir sus líneas estratégicas de futuro. Así se recoge en varios documentos y diagnósticos sobre la comarca. Las posibilidades son enormes, por ejemplo, en relación con un turismo ecológicamente más responsable, avistamiento de aves y cetáceos, visitas del patrimonio histórico como pinturas rupestres, torres, atalayas y fortificaciones militares de varios siglos, etc.

No obstante, la situación de parte de ese patrimonio natural y cultural es desalentadora. Desde la urbanización del faro se puede acceder fácilmente a pie accediendo al parque natural y a Cala Arena, un entorno paisajístico verdaderamente espectacular. Pues bien, nada más abrir la cancela justo al lado del cartel que nos anuncia que se trata de un parque natural nos recibe una enorme cantidad de basuras y desechos. Es difícil perderse del sendero puesto que está bien señalizado por un número asombroso de latas y todo tipo de envases que nos describen tanto la educación de un número de visitantes de la zona como de la falta de servicios de limpieza. No obstante, la gran sorpresa es cuando se llega a la fachada marítima. Las calas son una montaña gigantesca de residuos, botellas, plásticos y basuras de topo tipo que contrastan con la imponente belleza de la costa y el espectacular paisaje del Estrecho. Los restos sin retirar por ninguna administración de dos gigantescas narcolanchas varadas en Cala Arena nos hablan además de otra realidad de la comarca. Cerrando la cala, la silueta de la Torre del Fraile mantenida frágilmente solo por dos de sus muros, amenaza su pronto derrumbe.

Es muy difícil admitir este tratamiento de nuestros espacios protegidos. La Junta de Andalucía se comprometió a preservar estos espacios generando obligaciones jurídicas mediante la constitución de un espacio protegido a través de la figura de parque natural. Pero, es más, se comprometió frente a la UE en su protección integrándolo en la red natura 2000, aplicándose también en consecuencia el derecho medioambiental europeo. Finalmente, a través de su inclusión en la Reserva Intercontinental de la Biosfera en el marco de la Unesco, se obligó a su preservación frente a toda la comunidad internacional. Realmente, es difícil que se solapen tantos marcos teóricos de protección nacionales, europeos e internacionales en un espacio protegido. Sin embargo, la realidad es una situación de desolador abandono de un entorno privilegiado trasformado en vertedero.

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