El mástil

Ildefonso / Sena / Isena@imagenta.es

Verano de perros

RECIBO un mensaje angustioso por correo electrónico que me recuerda el compromiso veraniego para quienes, sin ser racionales, sufren las cabronadas de los que dicen serlo. Mi amiga Etna, militante al estilo mosca cojonera de la protección animal, remite dos docenas de fotos de otros tantos perros abandonados a su suerte en un refugio a punto de ser clausurado. La simple contemplación de esas 24 miradas inocentes, penetrantes e inquisidoras me pone de una mala leche infinita. De acuerdo que hay males mayores en el mundo, nadie lo discute, y si me apuran nos referimos a ellos en el próximo mástil, pero ahora toca lo que toca.

Y lo que toca es recordar que empieza el verano. Y con ello el abandono de perros que han pasado de ser cachorros encantadores, juguetito para el niño, a coñazo insoportable y estorbo vacacional. Así que nada, patada en el culo y carretera y manta. Ahí te quedas, cabrón, que me tienes frito.

Algunos me repetirán que vuelvo a copiar al maestro de Cartagena, cuestión que me la trae floja. Qué más quisiera yo escribir tan sólo con la décima parte de su calidad. Lo que ocurre es que ambos pertenecemos a la misma generación -nacimos en el 51 con pocos días de diferencia- y eso marca, se quiera o no. De manera que, cómo él, dedico este mástil enviando flores a quienes invierten una buena parte de su tiempo libre a luchar contra el criminal abandono de un perro que tomaron por simple mascota. Y también remitiendo cardos borriqueros a esa pandilla de hijos de mala madre sin corazón ni sentimientos, incapaces de entender que él nunca lo haría. A pesar de que te lo mereces, mal nacido.

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