"¿qué provecho saca el hombre de toda la fatiga con que se afana bajo el sol?" ¿Qué sacan los miembros de la directiva de una entidad, de una asociación de vecinos, de una cofradía, de una hermandad? ¿Y los socios de una peña, de un club deportivo, de una asociación cultural? ¿Y los afiliados a un sindicato, o a un partido político?

La inmensa mayoría de las personas que están en asociaciones culturales, recreativas, sindicales y políticas, no tienen ningún beneficio propio, y mucho menos monetario o de favores personales.

Claro que puede, y haberlos los hay, algunos y algunas que se aprovechan de sus organizaciones, que las usan para escalar y saltar a la política profesional, o simplemente por egocentrismo. Cualquier día abrimos un periódico y nos encontramos con denuncias de políticos corruptos, o simplemente de huidores de responsabilidades cuando no han alcanzado las metas esperadas. Pero tenemos cientos de políticos y sindicalistas que viven su militancia como un servicio a la sociedad.

A mi alumnado le transmito que el hombre y la mujer se hacen humano cuando ayuda, no cuando crean arte, dominan el fuego o domestican para su provecho a otro animal. Sentirse parte de una comunidad y ayudar transforma la primera persona del singular en un término mayor, en un plural. El yo no desaparece, se complementa con el nosotros. La primera muestra de humanidad es la curación de un fémur. No se ha abandonado al accidentado, se le ha trasladado hasta el asentamiento, se cuida, alimenta y aunque sea una carga para esa pequeña sociedad, se le acoge con cariño. Las grandes civilizaciones son aquellas que han cuidado a sus ancianos y enfermos.

Las vacaciones de verano son un buen tiempo para iniciarte en alguna asociación sin vanidad. Simples gestos de meter el hombro puede ser: donar sangre, acoger un animal abandonado o colaborar con una asociación animalista, ayudar a personas con bajos recursos colaborando con Cáritas o el Banco de Alimento; donar ropa que no usas, juguetes y medicamentos a asociaciones que saben darle un nuevo uso; comprar en los comercios locales, o simplemente pásate por uso de los muchos campamentos que tenemos por nuestras ciudades y colabora con los monitores o dedícate a contarle un cuento a los chavales. Recuerda que el objetivo es compartir tu tiempo celebrando la vida.

Pero cuidado: los perfiles de usuario, profesional y voluntario tienen que ser claramente distintos, sino crearán cortocircuito. Y si te encuentras con alguien que opina que "algún beneficio tienes" no discutas, no te justifiques. Como santa Teresa, sacúdete las sandalias y marcha a otro puerto. ¡Tenemos más puertos que mares!

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