CAMPO CHICO

Alberto Pérez De Vargas / Alpedeva@cu-cisneros.es / /

Tosantos y Halloween

No hay mucha diferencia, no crean. Aunque las geografías adapten a sus pareceres todo aquello que surge en plaza o llega allende los mares y las montañas. Puestos a enfrentar estas dos tradiciones habría que, en orden cronológico de celebración, poner antes el Halloween que no teniendo un foco inspirador muy distinto; de cuerpos y almas va la cosa; se sitúa en hábitos celtas de antigüedad indeterminada, pero anterior, en todo caso, a la redefinición en cristiano del mundo occidental.

Es muy sugerente que la cultura cristiana colocara la festividad de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos, donde precisamente se celebraba el "Samhain", palabra gaélica -céltica- que señala el fin del verano y la llegada del otoño. Se trataba de "despedir el año"; pues en realidad era una fiesta de nochevieja; y de prepararse para la llegada del otoño precursor del invierno duro e improductivo.

En algunas zonas de Galicia, la España celta por excelencia, desde muy antiguo se ilumina con velas el espacio interior de grandes calabazas previamente ahuecadas. Parafernalia esta que es parte de la escenografía del Halloween y que, mire usted por donde, es tan española, por gallega, como las cañas del Rocío.

Del mismo modo que la palabra pagana de uso común, "solidaridad", se traduciría "en cristiano" por "caridad", el "Samhain" se tornó "All Hallows' eve", literalmente: "la noche de todos los santificados", en definitiva: "la noche de todos los santos" o mejor: "la noche de tosantos". Luego vino "All Hallows' Een", "la noche antes de todos lo santos" y así acabamos en Halloween.

Que se acuda al mercado a comprar frutos secos y se anime el comercio alimentario es, probablemente, una invitación a consumir lo cosechado. Que ahora le haya dado al personal por vestirse de muertos vivientes o de aspirantes a serlo, no está nada fuera de contexto. Al fin y al cabo, cualquiera que sea el punto de vista o la forma de ver la escena, el caso es que de eso se trata, de muertos, de espíritus, de almas y otros habitantes del más allá.

En Algeciras, el Partido Andalucista cuyos próceres locales no deben de andar muy bien informados sobre el particular, han volteado las campanas para quejarse de la invasión de hábitos de otros parajes, como entienden que es el Halloween. Paradójico en una cultura abierta y universalista. Tanto como lo es el hecho de que paralelamente, uno de sus militantes más conocidos y estimados, asuma el papel de animador de un "Halloween" en El Acebuchal.

Va a quedar muy mal recomendar la chilaba con el mismo criterio que desterrar calabazas huecas iluminadas, bastante más españolas que las hermosas prendas que visten los cuerpos del mundo islámico.

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