Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

Toda esa gente de orden

Presumen de ir contra la corrección política y el pensamiento único pero intentan imponer el suyo

Desde hace bastante tiempo se oye y se lee con reiteración sobre el pensamiento único como una corriente ideológica muy nociva proveniente de la progresía -pronúnciese esta palabra con asco- o, si se prefiere, de cierta izquierda de salón -esto con más repugnancia aún-. A decir de sus críticos, que advierten de su expansión y contagio, los propagandistas de ese pensamiento único estarían dedicados las 24 horas del día a indicar a la sociedad el buen camino, lo que está bien y lo que está mal, eso que se bautizó como la corrección política, una suerte de catecismo -laico, por supuesto- manufacturado por sus ideólogos entre cuya audiencia destacan rojos revanchistas, anticlericales casposos, feministas neurasténicas, islamófilos melifluos, desmemoriados históricos, parguelas codiciosos, rastas fumados, perroflautas provenezolanos, intelectuales melancólicos y cineastas sin claqueta y con subvención… Sí, menuda muchitanga.

La gente de orden se opone a este pensamiento único.

¿Pero qué es eso de ser gente de orden? ¿Quiénes son? ¿Su pensamiento no es único, es variado? ¿Acaso es multiplicador, inclusivo? Parece que presumen de ser políticamente incorrectos. Lo jalean. Abominan de la corrección política y se mofan de ella y de quienes pretenden imponerla. Pero al mismo tiempo son muy correctos con los suyos -sobre todo los titulados cum laude en la Facultad de Hipocresía- y consigo mismos (con los otros no). ¿Esa gente de orden no acude a saraos paganos y rituales religiosos en los que todo está milimétricamente medido? Esas celebraciones, ya sean serias o festeras y a las que acuden uniformados con sus mejores galas ¿no se ajustan a un guión hermético? ¿No se oye y se atiende en esos cónclaves políticos, empresariales, comerciales y folclóricos un discurso con el que se defiende un modelo ideológico que se tiene por infalible y con el que comulgan todos porque es el Correcto? ¿Y no cumplen con él a rajatabla y hacen todo por imponerlo al resto porque es el Único? Es tal la fuerza -¿billetera?- de la certidumbre con que practica su modo de vida esta gente de orden que, si se tercia, por qué no, no tienen el más mínimo reparo en intentar meter cuello -y algo más- a toda una parlamentaria que -ah, qué cosas- a pesar de pertenecer a la gleba esa de mugrosos, les pone, vaya si les pone. "Ven aquí, que te voy a dar yo Pensamiento Único", parecen musitar mientras espurrean más baba que Alien.

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