ASÍ no hay manera de culminar una campaña electoral, con los analistas advirtiendo que estamos en tiempo de rescate y que no se puede descartar que Bruselas tome una decisión antes del 20-N. Otros expertos afirman que es imposible, que no hay dinero para rescatar a España como tampoco lo hay para rescatar a Italia, pero a cuatro días de que se celebren unas elecciones que presumiblemente van a suponer un giro  total respecto a los últimos ocho años,  las noticias sobre el ciclón que sacude al euro centran las conversaciones, las cábalas, las angustias.

El próximo presidente del Gobierno, presumiblemente Rajoy, va a  enfrentarse a un auténtico vía crucis, porque le va a tocar aprobar medidas que son inexcusables, de obligado cumplimiento porque lo dice Bruselas y también porque lo dicen todos los profesionales de la economía.  Partimos de una situación insostenible,  con todos los índices descabalados, disparados los que deben ser bajos y bajo mínimos los que deberían ser altos, y con una desconfianza internacional absoluta hacia todo lo que tenga que ver con España. Zapatero reaccionó hace unos meses, pero lo hizo tan irresponsablemente tarde, que no hay escapatoria posible: desde el día uno de su gobierno, incluso desde antes, desde el día siguiente de ganar las elecciones, a Rajoy  le van a poner  sobre la mesa  una serie de condiciones no discutibles si pretende que se mantengan las ayudas y prestaciones de la UE, porque no es que esté en juego el futuro de España, sino que está en juego el futuro del euro.

Entre los nombres que se mencionan como responsables de la crisis del euro, junto a los de Grecia, Italia, Portugal  e  Irlanda,  está el de España. Así que el próximo presidente tendrá que hacer auténticos milagros para recuperar la confianza perdida y que desde Bruselas y desde el Banco Central Europeo se apiaden de nosotros. No lo harán si no se toman las medidas adecuadas para salir del túnel, y a nadie se le escapa que las medidas adecuadas son extremadamente duras.

Hay quien dice estos días  que hay que poner a Bruselas en su sitio, que se podría recuperar la peseta, que España es soberana para  tomar las decisiones que considere oportunas… La ignorancia lleva a conclusiones absolutamente desacertadas. Sin la UE no tendríamos salvación, ni siquiera el FMI acudiría en nuestra ayuda, sin mencionar que precisamente por ser miembro de la UE ,  y contar con las ayudas y fondos de la UE,  España ha logrado un desarrollo que no habría conseguido en tan escaso plazo de tiempo.

Es la hora de que haya un gobierno sólido, con los mejores, sin tener en cuenta cuotas de ningún tipo. Pero  es la hora también de que la oposición asuma que no se puede salir adelante si no se echa una mano a ese gobierno sólido.