Las relaciones entre Marruecos y Argelia no han sido buenas desde el acceso a la independencia de ambos Estados después del período de dominación colonial. Recordemos que las tensiones entre ambos países agitadas por la pretensión de Marruecos de extender su territorio en lo que hoy es el suroeste de Argelia desembocó en una guerra en 1963 (conocida como "Guerra de las arenas") finalizada con la mediación internacional, fundamentalmente de la Organización para la Unidad Africana, en 1964. Durante algún tiempo, la rivalidad entre los dos países facilitó un escenario geoestratégico de confrontación en el marco de la guerra fría al aliarse cada uno de los países en bloques diferentes y en la actualidad es una pugna por el liderazgo regional y control de recursos en una zona clave entre África y Europa. Las fronteras entre ambos países están cerradas desde 1994 dificultado el desarrollo económico de ambos países e impidiendo cualquier proceso de integración regional que pueda utilizar como referente el seguido en la orilla norte del Mediterráneo.

Pues bien, a pesar de que las malas relaciones entre Marruecos y Argelia se remontan varios decenios, la escalada de tensión en los últimos días es especialmente preocupante y vuelve a emerger el riesgo de un enfrentamiento militar entre ambas potencias. Especialmente delicado ha sido el incidente del ataque con drones por parte de Marruecos a vehículos civiles que ha causado la muerte de tres ciudadanos argelinos en la zona del Sáhara Occidental situada fuera de los muros de control.

Esta escalada de tensión afecta a Europa y particularmente a España, como ya se ha puesto de manifiesto con el cierre del gaseoducto Magreb-Europa (GME) que transcurre a través de Marruecos y cruza el estrecho de Gibraltar. La diplomacia española ha sido ágil al asegurarse el suministro mediante un incremento de capacidad de gaseoducto Medgaz que conecta directamente Argelia con España a través de Almería y a través de buques. No obstante, todo parece indicar que a pesar de la garantía de suministro este invierno habrá un incremento de costes del gas.

Es de un interés capital para España la estabilidad en el Magreb, espacio geoestratégico vital en la política exterior de nuestro país. Cualquier mecha que incendie más la situación tendrá consecuencias devastadoras para el Magreb, pero también para Europa. Por ello, en un momento nada fácil, en una etapa de política agresiva y provocadora de nuestro vecino del sur, es un momento de desarrollar junto a nuestros socios europeos una política proactiva tendente a buscar un marco diplomático de encuentro y negociación entre los dos países del Magreb que, a pesar de sus rivalidades, necesitan transformarse en socios y aliados.

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