La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Soraya gana, Cospedal decide

Paradoja: Casado sucederá a Rajoy sin haber sido el preferido de los militantes y gracias a la perdedora Cospedal

El sistema de primarias implantado en el PP era un cuerpo extraño para un partido tan vertical y jerarquizado. Estaba pensado para reelegir a Rajoy en una situación de normalidad o, en todo caso, para entronizar a Feijóo si había traumatismo por medio.

Como Rajoy dijo "ahí os quedáis" y al otro gallego le entró tremenda diarrea ante la perspectiva de no salir adelante por aclamación, la celebración de primarias por vez primera en la historia de los populares ha venido a desnudar al PP en todas sus carencias y desvelado el déficit democrático de la organización de centroderecha más exitosa del panorama nacional.

Primero, el PP resultó no ser un partido musculoso y potente, sino un organismo sesteante y enclenque. Se inscribió para votar el 7,6% del total de los que figuraban como militantes y eran, en su inmensa mayoría, apuntados pasivos. Segundo, se dio participación a las bases, pero menos: en el congreso la elección hecha por los afiliados puede ser revocada por los compromisarios (delegados generalmente más apegados al aparato), cargos públicos y cargos orgánicos. No hay una segunda vuelta con el mismo colegio electoral, sino un segundo elector definitivo: la élite del partido tiene la última palabra.

Este retorcido sistema sólo funciona si en la primera fase destaca un candidato muy por encima de los demás. No ha sido el caso. Soraya Sáenz de Santamaría se impuso, sí, pero con Pablo Casado pisándole los talones (1.500 y pico de votos). De modo que están todos los mimbres para que las primarias del PP se resuelvan con paradoja: Soraya es la triunfadora según la militancia, pero Casado será probablemente el nuevo líder porque la auténtica perdedora de la pelea, Cospedal, hará todo lo que esté en su mano para que su gran enemiga -nada de adversaria, llamemos a las cosas por su nombre- sea derrotada. Así que llamará a sus partidarios-compromisarios a apoyar a Casado. Triunfará el pacto de perdedores del que tanto abomina el PP cuando lo firman otros partidos en contra suya.

Así pues, salvo error o cambio insospechado, Pablo Casado, joven pero sobradamente conservador, será elegido presidente nacional y candidato del Partido Popular sin haber sido el más querido por las bases y gracias a una elección indirecta que dejará heridas sin cicatrizar en un partido desorientado y confuso. No, no han sido precisamente provechosas las primeras primarias en el PP.

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