El Sáhara y el Campo de Gibraltar

El programa electoral del PSOE para las generales de 2019 adquiere de nuevo el valor de bono basura

La particularidad indiscutible del Campo de Gibraltar y de sus circunstancias, no asumida por algunos propios ni entendida por cualquier extraño, se confirma de nuevo estos días. El presidente Sánchez en un nuevo giro copernicano de los que hace gala, se muestra de acuerdo con la solución de autonomía para un Sáhara Occidental bajo soberanía marroquí, en contra de la posición de neutralidad, que como anterior potencia colonizadora había mantenido España desde 1975. El programa electoral del PSOE para las generales de 2019 adquiere de nuevo el valor de bono basura, ya que decía: "Promoveremos la solución del conflicto de Sáhara Occidental a través del cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas, que garantizan el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui".

Ya veo a Picardo ilusionadísimo, encargando a sus eficaces lobbys engradasores, el obtener una solemne carta presidencial, declarativa de la irrevocable britanidad del Peñón, de sus extensas aguas lindantes con El Rinconcillo y, si hace falta, hasta del recinto ferial de La Línea.

Pero volviendo al Sáhara y con independencia de sus formas, sin duda este cambio de postura es positivo para nuestra economía comarcal, quizá no tanto para el interés general de España. Aquí se recuperará el importante motor económico que suponen las líneas marítimas de pasajeros con Marruecos, así como las sinergías que tal actividad produce. Bienvenido sea que por una vez, los vaivenes de Sanchez, se producen en nuestro beneficio, aunque supongan el abandono de los españoles de la provincia del Sahara, que lo fueron con DNI. Así de triste. Y cierto es que razones de puro pragmatismo e interés estratégico de posicionamiento internacional han motivado esta decisión, nunca la especial preocupación del Gobierno progresista con las empresas y empleados de dicho sector y de esta zona. Todo ello además, encuadrado en la realidad actual de pandemia e inestabilidad económica y bélica, que hacen totalmente ilusoria la solución del referéndum para el Sáhara. No era difícil pues, subirse al carro del reconocimiento de la marroquinidad del Sáhara iniciado por la tan denostada Administración Trump, confirmada por Biden y alentada por Macron.

Otra cuestión será la respuesta de Argelia, que parece inminente y que posee instrumentos para hacer verdadero daño a nuestra economía con el suministro de su gas, del que se nutre nuestra generación de electricidad. A su vez, Argelia, es socia militar de Rusia, y se abstuvo de condenar la invasión de Ucrania en la Asamblea General de la ONU. Albares estará sin dormir.

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