He tratado de destruir la imagen de la mujer más bella en la historia mitológica como protesta contra el Gobierno por la destrucción de la señora Pankhurst, que es el personaje más bello de la historia moderna". Así justificó Mary Richardson, una de las sufragistas británicas más activas y radicales del momento, las cuchilladas que asestó en 1914 a La Venus del espejo de Velázquez, expuesta en la National Gallery de Londres.

Este escaparate histórico es sobre el que se apoya Samuel, que el pasado sábado pegó su mano con pegamento a una de las majas de Goya junto a Alba, su compañera de travesuras. "Son las tácticas que se han utilizado históricamente, desde el movimiento antirracista en Estados Unidos al movimiento sufragista en Reino Unido. Por ejemplo, -este último- destrozó obras de arte a cuchilladas. Hemos visto que ha funcionado. Destrozaron obras de Velázquez y ahora las mujeres pueden votar", ha explicado en una entrevista concedida a El Independiente. A la comparación del chaval le faltan un par de bombas que incluir, pero sí, el ataque al arte fue en el pasado un instrumento de desgaste político y de consecución de objetivos colectivos.

Lo que me sorprende es esa ilusoria concepción que tienen de sí mismos Samuel y Alba. Una imagen que, en cierto modo, define a una generación: lo que nuestros padres y abuelos se ganaron a base de hostias, nosotros pretendemos hacerlo comprando Loctite en el chino y pegándonos al marco de un cuadro. Lo más lamentable: somos tan osados como para compararnos con ellos y creer que estamos haciendo historia.

Les ves las caras a Samuel y a Alba, escuchas las explicaciones que dan en la entrevista, y te das cuenta de que ni ellos mismos se creen lo que hacen. Son tan postizos que invocan recuerdos revolucionarios de luchas que hoy no saben emprender en otro lugar que no sea TikTok. Son activistas de quita y pon y de "sabíamos perfectamente que el cuadro no iba a sufrir ningún daño". Son "sufragistillas" de mentirijilla. No se han ganado ni el adjetivo "delincuente".

Desconozco hasta dónde tendrá que llegar el movimiento ecologista para que se tomen medidas tangibles, pero con acciones como esta lo único que consiguen es que los líderes políticos se partan la caja mientras acuden en sus jets privados a la COP27. Si no destrozan cuadros, mejor, pero oigan, ahora tampoco nos las demos de que a todos nos importa el arte. Que a alguno conozco que ha vilipendiado a Samuel y a Alba que hasta ahora lo que más valoraba de Goya era que rimaba con po…

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