J. M. Marqués Perales

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Revolución 'verde Vox'

La posible legalización de 1.460 hectáreas de regadío junto a Doñana interpela directamente al presidente de la Junta

Acaba la legislatura del cambio andaluz, y una de sus sorpresas -la denominada revolución verde- está a punto de acabar en la papelera del Parlamento. El verde que se extiende es el de Vox, que es un verde cacería, de chaleco acolchado sin mangas, un epílogo de lo que en su día fue el loden, esa prenda que Felipe González se enfundó para su primera revista a las tropas cuando fue elegido presidente del Gobierno. Es un verde de autoridad, como en su día fue la púrpura, como el de la Benemérita, como ese verde Jerez de las marchas de Asaja contra el consejero Miguel Manaute. Pero no es un verde esmeralda, medio ambiente, ecologista, que es a lo que se refirió el presidente Juanma Moreno cuando nos anunció su revolución.

La legalización de otras 1.460 hectáreas de regadíos en la corona de Doñana interpela de modo directo al presidente del Gobierno andaluz, y a su promesa de hacer de Andalucía una potencia generadora de energías alternativas y de cuidado con sus paisajes. Ya en 2014, el Gobierno andaluz, otro Gobierno andaluz, llegó al máximo que se pudo al legalizar y regularizar una amplia extensión de cultivos junto a Doñana. La promesa de que esa fotografía sería la última es la que ha permitido que Bruselas y la Unesco transijan con España en el delicado asunto del acuífero de Doñana; por lo demás, sobreexplotado.

Juanma Moreno ha estado cargado de razón cuando ha defendido en el Parlamento andaluz que la defensa del medio ambiente no es patrimonio de ningún partido, y de hecho, Doñana se salvó en la década de los sesenta porque un grupo de notables bodegueros jerezanos intercedieron ante Franco. Esa marisma onubense es un símbolo andaluz. Gracias al plan de 2014 se logró compatibilizar el desarrollo de la agricultura de los frutos rojos con el espacio natural, pero no se puede ir más allá.

Igual que el PSOE e Izquierda Unida sufrieron de podemitis cuando el artefacto de Pablo Iglesias comenzó a pegar, en el PP sufren de voxitis, ven a Macarena Olona por Lepe y le tiemblan las piernas, y eso que a la diputada granadina le fueron a ver los parlamentarios de Vox, los que ponen las carpas y el que hace la foto. Sólo ese temor a Vox explica que el PP intente que el Parlamento andaluz, y no el Gobierno de San Telmo, que se ha cuidado de taparse, se exprese a favor de la legalización de unos regadíos que son ilegalizables mientras no haya aportes extraordinarios de agua. El temor al supuesto poder rural de Vox existe; tanto que el PSOE, en este asunto, también se está tapando, que lo va a pensar, dice.

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