Cuarto de Muestras

Resentidos

España siempre estará enfrentada a sí misma. Está llena de resentidos

El rencor y el resentimiento, quizás sean lo mismo, son sentimientos pobres porque no dan satisfacción al que los siente. Tan pobres como la envidia con la que están en el fondo emparentados. El resentimiento es una especie de mala digestión por algo que nos ha hecho daño y que nos produce una hiel de odio hacia aquellos que creemos responsables de nuestro mal.

El rencoroso suele ser alguien que se ha sentido despreciado precisamente por aquella persona a la que quería, convirtiendo su amor inicial en odio. Hay sin embargo un resentimiento que no tiene causa en un mal sino en una carencia. Es el resentimiento del viejo frente al joven, del feo frente al guapo, del pobre frente al rico, del desgraciado frente al dichoso. Sienten una especie de deseo de venganza que es el único bálsamo para tan supurante herida.

España está llena de resentidos. Lo estuvo siempre. En literatura, entre los propios escritores y en las páginas de sus libros; en pintura, hasta hacerla negra como en los cuadros de Goya o de Gutiérrez Solana; en la guerra, no sólo frente al enemigo sino en la propia trinchera, frente al más valiente o al vecino de toda la vida; en el recreo del colegio, frente al empollón. El éxito ajeno se soporta mal y es la muestra evidente de nuestra mediocridad. No queremos emular a los mejores, queremos destruirles. No sabemos perder ni admirar. Buscamos siempre algo que manche el triunfo, un "sí pero…" que nos tranquilice y nos haga comprender que la victoria siempre ha de tener su poso de amargura. Lo bueno en España genera enfrentamiento.

Ante cualquier cosa nace su opositor y su bando contrario. España siempre estará enfrentada a sí misma, neutralizada por los propios españoles que nunca serán verdaderos patriotas sino enemigos del bando contrario y, cómo no, de alguno de los suyos.

A quién le extraña que Aznar hable mal de su partido y de la persona a la que él mismo nombró sucesor, quién ignora que los socialistas se están despedazando, qué tiene de nuevo que Pablo Iglesias y Errejón intenten destruir lo que aún no han consolidado, quién no teme que los independentistas descuarticen España. Hasta en la Iglesia los hay de este Papa y los que no pueden ni verlo.

Lo triste es que este artículo sea un lugar común y España un país de antónimos y contrincantes que gusta de enfrentarse a sí mismo. Me dan miedo los patriotas exacerbados, pero los resentidos, mucho más.

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