Campo Chico

Alberto Pérez de Vargas

Renovarse o morir

La colocación de sillas de pago es una vieja práctica en muchos lugares de España

Colocar sillas de pago en la carrera oficial durante la Semana Santa, puede ser una decisión acertada. No debe de ser fácil ponerse a pensar en ello y seguramente ha costado tiempo y trabajo a quienes han tenido que hacer la propuesta de dónde y cómo. Es de suponer que también habrán valorado sus efectos sobre el espacio disponible. La Plaza Alta es un lugar muy frecuentado esos días, sobre todo por la concentración de gente que acude con el propósito de ver pasar las procesiones, de ver salir algunos pasos y de asistir a la ceremonia de presentación de los tronos ante la entrada a la Iglesia Mayor.

El cronograma del proceso no parece que esté exento de complejidad; habrán contado, digo yo, con el asesoramiento de algún experto en investigación operativa.

La colocación de sillas de pago es una vieja práctica en muchos lugares de España. Pero, los anchos de las aceras y de las calzadas de Algeciras no facilitan esa opción. Las terrazas de los bares tampoco, pero su presencia activa, sin embargo, es fundamental para el dinamismo social que rodea a las procesiones. Sin duda que es lo que ha obligado a los promotores del nuevo diseño a adentrarse en el interior de la Plaza Alta. Pero, ello supone afectar a los hábitos de la gente que, por ejemplo, gusta de ver salir a La Columna, pues el espacio que quedará sobre la escalera frente a la Capilla de Europa, será seguramente impracticable. Si además, repite la legión, lo que es de suponer, más en vísperas electorales, habrá que situar a los soldados en posición de descanso y arreglárselas para no transgredir el orden establecido.

La tribuna de autoridades se trasladó en el año 1985 al lateral Este de la Plaza Alta

En fin, doctores tiene la iglesia para despejar la duda sobre que la cosa funcione. De ser así, se habrá ganado en brillantez e imagen. A propósito de este asunto he recordado los tiempos en que tuve el honor de pregonar la Semana Santa de Algeciras. Había socialistas hasta en las berzas, y comunistas que ejercían de carabinas del obrerismo. La religiosidad estaba mal vista y la izquierda le daba vueltas a cómo acabar sin traumas con ese espectáculo de Cristos y Vírgenes paseados por las calles, pero no se atrevían a entrar a saco; tal vez a los próceres, les susurraban al oído lo sucedido en marzo de 1932 con La Estrella de Triana. El caso es que la tribuna de autoridades se trasladó en el año 1985 al lateral Este de la Plaza Alta, mientras la Semana Santa algecireña se apagaba y languidecía. Nada que ver, gracias a Dios y a un buen puñado de hombres y mujeres de Algeciras, con lo que tenemos hoy día.

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