Regreso a La Moncloa

Calvo y Robles vieron en Sánchez la herramienta para obrar el plan de que las mujeres llegaran al poder

Aquí quienes mandan son Margarita Robles y Carmen Calvo. Presidentas del Gobierno en la sombra. Como dice la bióloga Mónica Fernández-Aceytuno, a la luz no le gusta el silencio. Por eso, cuando Robles confesó que ella era quien había redactado la moción de censura, se iluminó su estrategia. Han sabido trabajar con sibilina inteligencia, paciencia y astucia para poner en marcha su proyecto Regreso a La Moncloa. Cuando los socialistas estaban pasando por el peor momento de su historia y las antiguas bases apostaban abiertamente por Susana Díaz, la sorpresa fue formidable porque Pedro Sánchez volvió a ser elegido secretario general. Todo es insólito, ya que ni siquiera es diputado. Mientras el Partido Popular seguía gobernando y siendo salpicado por los casos de corrupción, en Ciudadanos se veían cada vez más convencidos de heredar el trono. ¡Zasca! Y Podemos, siempre perdido por el deseo de poder con la boca abierta y salivando, aguardando que cayera la pieza para devorarla. ¡Otro zasca cuyos efectos secundarios por la rabia estamos por ver! Junto a Carmen Calvo, se encerraron para labrar el camino de retorno al poder. Y lo han conseguido. Desde entonces, estas mujeres han recorrido un silente paseo por el que han ido construyendo un Gobierno, de momento, sorprendente. Hacer realidad el manido discurso de que las mujeres deben romper el techo de cristal: ya lo han roto. Contando con personas de varias generaciones: desde Josep Borrell a Màxim Huerta, María Jesús Montero o Pedro Duque. De todo tipo de capacitación. En este Gobierno, lo discutible es el talento de los hombres: desde Pedro Sánchez hasta Maxím Huerta. Pero esperemos a que el tiempo pase y veamos si "todas y todos" tienen como prioridad a los ciudadanos, organizar bien sus ministerios y que ninguno caiga en la tentación. Lo moderno es ser honrado. El poder es efímero. Son sirvientes, no han ganado la lotería ni el sueldo Nescafé. La apuesta de Robles y Calvo es, al menos, de estudio. Digamos que vieron en Pedro Sánchez la herramienta perfecta para obrar su silencioso plan de que las mujeres llegaran al poder. Sacaron del remolino socialista al joven que no mira a los ojos y lo pasearon por España mientras trabajaron en cómo conseguir llegar a la Presidencia. Aguantaron, estoicas, las risas del supuesto ridículo que hacían al apoyar al flamante presidente y han acabado con un magistral golpe de efecto. Ahora, que sea bueno para todos.

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