Rabia y dolor

Que existan 'yassines' en el centro de Algeciras causa rabia y más aún cuando tendría que haber sido expulsado antes

Poco se puede añadir a lo ya sufrido y relatado durante estos días de conmoción en Algeciras. Por supuesto que hay que mandar toda la fuerza y todo el reconocimiento a los familiares y cercanos de Diego Valencia (Q.E.P.D.), un verdadero mártir de nuestro tiempo, que siempre estará en nuestra memoria y en nuestros corazones. Su sacrificio es ejemplo puro de valor, de cristiandad, y de fe; el haberlo tenido con nosotros ha de ser un orgullo para los suyos y para esta ciudad.

Igualmente son dignas de admiración la templanza y la fortaleza del salesiano Antonio Rodríguez Lucena. Aún convaleciente, reivindica su compromiso con el evangelio y con la paz, sin odio ni rencor por lo sucedido, y predicando su amor y agradecimiento a María Auxiliadora y a San Juan Bosco, por el milagro de su salvación.

Ellos lo ofrecieron todo, incluso la vida, por defender nuestros templos y nuestra fe, y ese testimonio de santidad siempre será recordado.

También es preciso agradecer el esfuerzo y eficacia de las Policías Local y Nacional, tanto en los momentos más cercanos al atentado terrorista, como después, protegiendo y haciendo sentir segura a una ciudad cargada de incertidumbres.

Y como se ha repetido, es obvio que no es cuestión de culpar de lo sucedido a una comunidad ni a una religión, en eso estamos todos de acuerdo. Se ha recordado la armoniosa relación entre comunidades que vivimos en la ciudad. Como ejemplo, el Padre Marina refería que la gran mayoría de perceptores de alimentos por parte de Caritas, repartidos curiosamente en la Sacristía de La Palma, son musulmanes. Ello prueba no solo tal convivencia, sino también, la grandeza de la Iglesia Católica que no hace distingos sobre la fe que profesa el necesitado.

Pero parece que está claro de qué lado surgen las excepciones a la convivencia; y se ve necesario que los representantes del verdadero Islam trabajen con más ahínco que nunca en proclamar y difundir los valores de paz del mismo. Además, sus miembros son los que día a día pueden sufrir los perjuicios y estigmatización de los actos que se perpetran falsamente, en nombre de Alá.

El Papa Benedicto habló de que Dios es libertad, tanto para no creer, como para desarrollarse en libertad bajo su fe. Pero Yassine tenía una idea menos bondadosa de Dios, que castiga y ejecuta a los que no creen en él, y cuyos mandatos son los de la opresión, sea frente a la mujer, sea frente a los distintos.

Que existan yassines en el centro de Algeciras causa rabia absoluta, y más aún cuando tal criminal tendría que haber sido expulsado antes, no por ser un hipotético terrorista, sino porque su actuar en nuestra sociedad ya era inaceptable antes de coger su machete del diablo. Y ello no es atacar la convivencia.

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