Cuchillo sin filo

Francisco Correal

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Quince años

Hace quince años del 11-M, el mismo periodo desde la caída del Muro de Berlín, quimera y espejismo

Quince años. Madrid se convirtió en la capital del mundo, epicentro del dolor, Gólgota de los telediarios. Quince años de vidas rotas, sueños truncados, sonrisas apagadas. Han pasado quince años, los mismos que entonces se iban a cumplir de la caída del Muro de Berlín, el espejismo más hermoso de Occidente, la quimera más endeble Con año y medio de diferencia, los que van de un once a otro, esa utopía se evaporó primero con los aviones de Nueva York, más tarde con los trenes de Madrid.

"¿Por qué los atentados de Madrid no fueron suicidas?", se pregunta Fernando Reinares en su libro ¡Matadlos!, investigación sobre los orígenes del 11-M. En ese libro cuenta que los siete terroristas yihadistas que se inmolaron en el piso de Leganés tenían marcados otros objetivos: una finca de la comunidad judía próxima a Hoyo del Manzanares, un colegio británico en el barrio de la Moraleja o la sede de la Agencia Española de Cooperación Internacional.

Si la campaña electoral hubiera seguido sin sobresaltos, las encuestas indicaban que Mariano Rajoy habría llegado a La Moncloa siete años antes de lo que lo hizo. Su mentor, José María Aznar, gestionó de la peor manera las horas siguientes al atentado y provocó un vuelco inesperado en los resultados electorales, aunque el libro de Reinares deja claro que la decisión de atentar en Madrid se toma en Karachi antes de que el Gobierno del PP mandara un contingente más bien testimonial de tropas a la guerra de Iraq. Lo primero que hizo su sucesor, José Luis Rodríguez Zapatero, al llegar a la presidencia fue ordenar el regreso inmediato de esos soldados, el Flandes de Mesopotamia. Si el 11-M hubiera sido un día normal, probablemente Zapatero nunca habría sido presidente del Gobierno y Rajoy habría salido mucho antes de la Moncloa. Vana ciencia la de imaginar el pasado, cuando es imposible hacerlo con el futuro.

191 víctimas mortales,192 si contamos al subinspector de los Geos Francisco Javier Torronteras, fallecido tras la explosión en el piso de Leganés ocurrida el 3 de abril de 2004. Si hubiera sido un día de campaña más, Carmen Martín Gaite seguiría siendo la autora de libros maravillosos como Entre visillos, El cuarto de atrás, Retahílas o Nubosidad variable; cuatro años después de su muerte aparecía su nombre en el sumario del mayor atentado de la historia de España porque rotulaba la calle del piso de Leganés.

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