Dos noticias publicadas por Europa Sur esta semana pasada muestran, como tantas otras veces, el talento y el compromiso de la gente de esta castigada comarca. Somos protagonistas de tantas noticias negativas y desalentadoras que a veces pasan desapercibidas las que tienen por objeto nuestra verdadera realidad, la de las buenas personas que desde este rincón del sur del sur, brillan a pesar de las adversidades.

Pedro Hidalgo, joven profesor del Colegio Montecalpe emprenderá el próximo 1 de julio la Ruta Africana del Camino de Santiago, comenzando en la Plaza Alta y terminando en la del Obradoiro, y ello, por una buena causa como lo es el recaudar lo que buenamente se pueda para la investigación médica contra las enfermedades raras. Ejemplo del compromiso social de muchos jóvenes, que nos enseña que es injusto el encasillar a esta nueva generación como botelloneros y propagadores del virus. 1.300 kilómetros cruzando España de sur a norte en pleno verano, para que algunas familias sigan teniendo la esperanza de poder saber que les sucede a sus pequeños príncipes, y como remediar mínimamente el sufrimiento que padecen. Me quito el sombrero y les pido que se rasquen el bolsillo, donando algo a esta organización.

Asimismo, en Algeciras se celebra el Día de la Gente del Mar, y recibimos al Representante del Reino de España ante la Organización Marítima Internacional, con sede en Londres, que no es otro que el algecireño Victor Jiménez. Antiguo alumno salesiano, ha sabido labrarse una brillantísima carrera profesional, primero como Subdirector General de la Marina Mercante y ahora en la OMI, y ello siempre llevando a Algeciras por bandera. Sin padrinos, con tesón y trabajo, y sin olvidar sus raíces. A los de aquí nadie les puso fácil destacar.

Pero seguimos destacando, pese a vías de ferrocarril decimonónicas y máquinas de tren a gasoil sacadas del Cuéntame; pese a que se crean que aquí vivimos en el Medellin de Narcos; pese a los políticos que votaron a favor de su partido y no de la comarca; a pesar de los palos en las ruedas que ponen a nuestro puerto; a pesar de que paguemos con nuestros bolsillos y sin compensación, la errática política exterior de este gobierno con Gibraltar y Marruecos.

Pese a ello, seguimos floreciendo en esta yerma tierra que nadie riega, y que a nadie parece importar. Otros lloran pidiendo la independencia o haciendo ruido, y les llueven los millones y las infraestructuras. Nuestra condición es distinta, somos más nobles y mas quijotes. Pero indudablemente, también mejores.