Cada mañana, un reguero de personas se dirige al otro lado de la Verja desde diversos puntos de la comarca. Los datos oficiales indican que en torno a 7.000 campogibraltareños se ganan la vida en Gibraltar, aunque esa cifra es superior si tenemos en cuenta el empleo sumergido que, como las meigas, existir, existe. Ese paisaje puede cambiar de golpe con el Brexit, poniendo en peligro el futuro de todos esos empleos y, de paso, la estabilidad social y económica del Campo de Gibraltar. Nadie sabe aún cuál será el alcance del cambio de las reglas del juego y hasta qué punto afectará a yanitos y campogibraltareños. ¿Se establecerán visados, permisos de trabajo o controles policiales más férreos? A medida que se abre paso la posibilidad de un Brexit duro, muchas empresas evalúan la posibilidad de mudar sus sedes de suelo británico para trasladarlas al continente, donde se concentra su mercado. La situación no es ajena a las firmas gibraltareñas, cuya continuidad queda a expensas de los acuerdos que establezcan Londres y Bruselas.

Por lo que nos corresponde, tenemos por delante una doble tarea: de un lado, exigir del Gobierno una apuesta por las infraestructuras, el empleo y la industrialización de la comarca -algo de improbable ejecución a corto o medio plazo- a fin de reducir la dependencia del Peñón; de otro, tratar de fortalecer los puentes existentes con Gibraltar, labor esta en la que las autoridades del Peñón deberían poner igual empeño. Y siempre anteponiendo el interés de las personas a cualquier otro.

El margen de maniobra es limitado, lo cual obliga a un esfuerzo suplementario. Con la discreción requerida pero de manera firme, desde estas páginas hemos contado cómo la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar ha dado ya pasos hacia un diálogo con las autoridades gibraltareñas que fructificará el año próximo, si nadie lo estropea, con la presencia del Peñón en el pabellón de la comarca en Fitur, con la apertura de una subsede de la Universidad de Gibraltar en alguno de los siete municipios y con el paso de la carrera Euráfrica Trail por la Verja.

La mancomunidad ya gestiona los residuos sólidos urbanos de Gibraltar, evitando su incineración -como ocurría antaño- e ingresando por ello una cifra que el año pasado superó los 1,7 millones de euros. ¿Por qué no alcanzar con el Peñón un acuerdo similar para suministrale agua potable y depurar sus aguas residuales? Los yanitos pagan actualmente más de dos libras por metro cúbico de agua al depender de una desaladora que funciona con costosos generadores. La mancomunidad, con excedente de agua procedente de sus dos pantanos, podría dar agua a Gibraltar a un precio competitivo y, de paso, hacerse cargo de las residuales que ahora se vierten directamente al mar mediante un emisario.

El nuevo ministro de Exteriores, cuando aparezca algún día en escena, deberá asumir su parte de responsabilidad en el restablecimiento del diálogo. Y reabrir de paso el Instituto Cervantes en Gibraltar, ese caballo de Troya mediante el que España difundía entre los yanitos su cultura y promovía el debate sin que su perspectiva quedase ignorada. Los portazos jamás han ofrecido resultados positivos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios