Tierra de palabras

Proyecto de vida

Las emociones, junto con las pasiones, nos hablande la dualidad en la queel ser humano se debate

El ser humano se curte a base de pasiones. En las esquinas de las emociones palpitan acechantes. Son ellas las que mantienen las constantes vitales de esa parte de energía inconmensurable que nos domina y que a su antojo nos coloca en los vórtices feroces o amables de la vida. Ayudan a calibrar el estado actual de la inteligencia emocional del individuo. Nada mejor que atreverse a viajar a la absoluta ausencia de moral, a la suprema fuerza del magma, para llegar a conocerse realmente y aceptarse. Impulsos irresistibles que irremediablemente nos acercan a los temidos cantos de sirena; a esos que nos deberían atar más fuerte al mástil pero que, al contrario, su belleza deslumbrante hace que se tambalee el ansiado equilibrio invitándonos a dejarse llevar. No hablo de la tentación al enriquecimiento o al poder; de esas ya todos los días recibimos noticias. Hablo de la perturbación o sentimiento desordenado del ánimo. Ese que produce tristeza, depresión, abatimiento y desconsuelo.

En una conferencia hace años impartida por un psiquiatra en Stanford, este afirmaba que una de las mejores cosas que una mujer puede hacer por su salud es cultivar la relación con otra mujer. Añade que este intercambio nos proporciona un sistema de apoyo que nos ayuda a lidiar con las experiencias difíciles de la vida. Físicamente esta cualidad nos ayuda a fabricar más serotonina, un neurotransmisor que ayuda a combatir la depresión y puede producir una sensación general de bienestar.

Las emociones, acompañadas a veces de las irrefrenables pasiones que producen dolor y placer, nos hablan de la dualidad en la que el ser humano se debate. Sin el reconocimiento de su existencia, sin la sincera afirmación de que son ellas las que mueven los hilos de nuestras vidas, todo lo que tiene que ver con el autoconocimiento sería estéril. Nada mejor que una buena compañera a tu lado para descifrarlas.

La propuesta de trabajo que les hago a las mujeres que confían en mí y se acercan a hacer posible mi proyecto, que no es otra cosa que un proyecto de vida, encuentran un lugar seguro para aprender a ser ellas mismas. No es cuestión de darle a la mente más información ni creencias, ni trato de convencerlas de nada, es simplemente dejar que se expresen y en sus propias palabras ellas mismas encuentran sus trampas quedando todo expuesto a la luz. Y todo lo que queda expuesto a la luz, se convierte en luz.

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