He tenido una iluminación. En otro tiempo se diría que se me ha aparecido un Ángel de lo Alto, un enviado del Altísimo. No ha sido en un sueño ni en el desierto solitario a donde no he ido a purgar mis pecados y resistir las tentaciones de Satanás, con ayunos y abstinencias, y mucha oración. Los ángeles de este tiempo se aparecen entre las noticias del telediario de las tres.

Digo que veía que Pablo Iglesias se va hoy del gobierno, hasta luego; comentaban la encuesta de un diario madrileño, de este modo que tanto me exaspera, es decir, no vaya usted a votar, no sirve de nada, estos serán los resultaos finales, como si fuera; y antes de cambiar de cadena habían comentado que Ubrique había subido los número de la pandemia en tal cantidad que me he preocupado mucho, porque tengo allí a muy buenos amigos y porque amo a este pueblo industrioso y blanco en la sierra única de Cádiz. Pues fue en ese momento, en el cambio de canal, de las noticias de los contagios de Ubrique a las comparecencias que ha tenido Pablo Iglesias con relación a las otras vicepresidentes del Gobierno (como diciendo que es verdad que no la ha doblado) cuando ha entrado un Ángel en mi casa y me ha dicho algo que, Dios mío, debe ser realmente difícil de elucidar. Es que hablaban de los millones ya vacunados en el Reino Unido y las proporciones en los otros países de la Unión Europea, al mismo tiempo que Gabilondo criticaba "lo de Madrid" que, según Ayuso, es cosa del gobierno de Pedro Sánchez, sin novedad en el frente, o sea. Y me encontré a mí mismo diciendo que la solución era vacunar las 24 horas del día todos los días. No esta cosa de ahora unos miles, luego unos cientos de miles, quedando millones para ser vacunados.

Es la solución, vacunar sin descanso, vacunar hasta que no quede un español sin su brazo desnudo recibiendo el pinchazo de la vacuna que sea, que da lo mismo. Alguien habló en mí para que lo escribiera aquí y que corra como la pólvora por todo el país, que si vacunan 24 horas seguidas los días sin término, hasta el último, se podrá frenar esta catástrofe que sigue tirando aviones llenos de pasajeros de la línea de mi corazón a mis asuntos.

La visión también me dijo otro mensaje que me apresuro a poner aquí, que los laboratorios busquen un medicamento contra el Covid-19, es el otro flanco de la cosa. La vacuna previene y ese fármaco nos cura si llegamos tarde. Nunca pensé que sería profeta.

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