Leo un listado de predicciones para la próxima década. Un profesor universitario nos avisa de que, si queremos triunfar en el mundo de la economía, más vale que nos acostumbremos a utilizar las criptomonedas. Ese experto recomienda los bitcoins, pero también los ethereums, los litecoins y los lumens (ignoro si estos nuevos vocablos tienen género masculino o femenino, si es que esas vetustas categorías gramaticales tienen aún sentido en este nuevo mundo del blockchain). Los informáticos, por su parte, nos aconsejan que vayamos olvidando el ya desfasado concepto del bit y que empecemos a pensar en el cúbit, que es la unidad básica de la nueva computación cuántica que muy pronto sustituirá a la computación tradicional. El cúbit, por cierto, o bit cuántico, es "un sistema cuántico con dos estados propios y que puede ser manipulado arbitrariamente" (algo me dice que el sabio Pedro Sánchez es el inventor secreto del cúbit que tiene dos estados propios a la vez y que puede ser manipulado arbitrariamente).
En otro orden de cosas, los genetistas nos avisan de que las terapias génicas ex vivo, es decir, con células extraídas del paciente y manipuladas en el laboratorio, van a aplicarse al tratamiento de toda clase de patologías, noticia que sin duda debería alegrarnos a todos. Sin embargo, las novedades que nos vaticinan los expertos en el mundo laboral no suenan tan halagüeñas. Los autónomos seguirán siendo autónomos y los sindicatos tendrán que reinventarse si quieren sobrevivir. Y encima, el uso extendido de la robótica y de la inteligencia artificial afectará a los empleos que hasta ahora eran desempeñados por humanos. Por otra parte, nuestros datos personales serán utilizados y manipulados de las formas más extravagantes y deshonestas que podamos imaginar. Y por último, los nutricionistas nos avisan de que ya hay empresas que están fabricando un atún de legumbres y un salmón a base de algas (quienes los han probado, dichosos ellos, aseguran que son productos deliciosos).
En cuanto al precio de los alquileres en las grandes ciudades y en cuanto al cobro de salarios dignos, los augures del futuro guardan un enigmático silencio. Y los chinos -tan sabios, tan inescrutables- nos previenen de que 2020, según su horóscopo, va a ser el año de la rata. Estamos advertidos.
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