Cuchillo sin filo

Francisco Correal

fcorreal@diariodesevilla.es

Pozoblanco

Muñoz ha metido a Machado en la Academia ocupando el sillón que ocupaba Antonio Mingote

Esa acepción de la palabra tarugo, gentilicio oficioso de los nacidos en la población cordobesa de Pozoblanco, no aparece en el Diccionario de la Lengua, la herramienta fundamental de la Real Academia de la Lengua Española a cuya dirección acaba de llegar un tarugo, el catedrático de Derecho Santiago Muñoz Machado. El origen de la expresión tiene que ver con el comercio de la leña, una actividad que era fundamental entre los lugareños que adquirieron esa denominación cuando repartían la mercancía en los pueblos de la comarca. Una historia muy literaria, como la de este jurista autor de un Diccionario del Español Jurídico cuya primera edición se agotó en diez días. De tan ávidos lectores podría decirse lo del personaje de una película del Oeste evocado en el libro de Ángel Fernández Santos: conoce muy bien las leyes, las ha incumplido todas. Algo parecido me dijo Muñoz Machado hace dos años en una entrevista al hablar de la longevidad de la Constitución del periodo de la Restauración (1876-1931). "Duró tanto porque no se cumplía".

Que las cuarenta velas de la Constitución española se apaguen con la elección de este jurista al frente de la Academia es una hermosa metáfora de la poética enjundia que alimenta el prosaico terreno de lo jurídico. Esta Constitución del 78, hija de remiendos y consensos, es tan hermosa como Marilyn Monroe, también tan vulnerable. Muñoz ha metido a Machado en la Academia, "me quedo con el lote", me decía cuando le pedía que eligiera a uno de los dos hermanos.

Córdoba es territorio fundamental para la literatura. La patria de Góngora, cuya muerte fue vida a borbotones de los poetas del 27 que lo homenajearon. La meta del Inca Garcilaso, que murió en Montilla el mismo día que Cervantes. La cantera de los poetas de Cántico. El laboratorio donde Pascual Rovira intentó con los burros de Rute la reconciliación literaria de las Españas de Cela y Alberti, viaje a la Alcarria en la arboleda perdida. La muerte de Paqurri en Pozoblanco, torero capicúa (1948-1984, puro Orwell) coincidió con la presencia de Borges y de Calvino en un Seminario de Literatura Fantástica que tuvo lugar en Sevilla.

La leche Covap y el director de la Academia, donde ocupó el sillón de Antono Mingote. Doble orgullo para Pozoblanco, tierra de un jurista que ha venido para repartir leña con las palabras, el principal capital de un país.

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