Tierra de palabras

Perimetrados

La desinformación y las falsas esperanzas es lo que más no ha descolocado

Solo es cuestión de montárselo lo mejor posible para conseguir pasar un buen puente sin moverte de tu lugar de residencia. Es lo que toca, es por eso por lo que lo más saludable sea buscar alternativas sin encendernos por dentro. La cosa no está para mucho alboroto y sí para responsabilidades. Toca ayudar a los sectores más cercanos, solidarizarnos con ellos, y acostumbrarnos a los nuevos horarios.

Hablando de esto con mi hermano, me comentaba que lo que en el fondo temía era que todos estos cambios nos hicieran perder nuestras costumbres; esas que, por ejemplo, cuando algunos países europeos se disponen a irse a la cama, nosotros nos disponemos para salir de cena con familiares o amigos. Es algo evidente que estos nuevos horarios, sin duda se nos quedan muy, pero que muy cortos. Los fines de semana, antes de las diez no solemos quedar con casi nadie.

Todos estamos haciendo un gran esfuerzo y es la incertidumbre la que a veces nos mina la paciencia, esa falta de acuerdo central que nos salpica; esas fiestas sin mascarilla en las que puedes intuir cómo más tarde el virus se dispersará por los distintos hogares; los hosteleros que ven como sus negocios se van a pique; percibir cómo el arte, motor de la cultura, a cuentagotas, agoniza…

El paisaje que ahora se nos presenta no lo teníamos calculado en marzo. La desinformación y las falsas esperanzas es lo que más nos ha descolocado. Pensábamos que este otoño sería como cualquiera de los otros otoños que hemos vivido y por el contrario se convirtió en un otoño impensado, como lo fueron la primavera y el verano de este año que quedará grabado en nuestro calendario de vida. Hace meses, a estas alturas imaginábamos todo más controlado, pero justo todo lo contrario: nos llega otra ola que nos da un considerable revolcón a todos.

Me decía uno de mis alumnos que para la fiesta de Halloween en el colegio no podían ni pintarse la cara ni llevar máscaras; otra alumna, del pueblo de al lado decía que a ellos sí los dejaban. Una muestra más de que no hay un criterio y según como vayan sucediendo los acontecimientos se improvisa sobre la marcha. Quizá esto sea lo más desconcertante: que no rememos todos en la misma dirección.

Desde este humilde espacio quiero mandar un mensaje de ánimo a todos los sectores que se ven todavía más seriamente afectados por estas restricciones. Todos juntos, apoyándonos, venceremos.

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