Cuchillo sin filo

Francisco Correal

fcorreal@diariodesevilla.es

Penalti

Lo único que hizo bien Villar en el fútbol fue fallar su penalti en la final de Copa del 77 contra el Betis

La España de Luis García Berlanga vuelve por sus fueros. El juez Santiago Pedraz no ha necesitado de los adelantos del VAR, donde ya no está el camarero leyendo el As con avidez, para coger a Villar en fuera de juego. El poder corrompe, nos enseñó Montesquieu, y el poder absoluto corrompe absolutamente. Yo creo que lo único que ha hecho bien en el fútbol Ángel María Villar fue fallar su penalti en el interminable desempate contra el Betis en la final de la Copa del Rey del 25 de junio de 1977. La pena máxima ha vuelto en la peor de sus pesadillas. Todavía no había caído el muro de Berlín cuando llegó a la presidencia de la Federación Española de Fútbol, deporte en el que por un cierto sentido de decencia e incluso de fair play deberían dejar de una vez de airear los obscenos contratos de las estrellas, sus cláusulas de rescisión (la única esclavitud que ni los que la padecen quieren abolir), los pingües derechos de imagen, ese ataque a la semejanza.

Con Villar hemos ganado un Mundial, dos Eurocopas y once Copas de Europa, seis del Madrid y cinco del Barça, amén de las cinco competiciones continentales que ha ganado el Sevilla. ¿Se acabó en nuestro país el cliché de pobres pero honrados? Rinconete se ha tomado un Cortadillo. El centrocampismo de la ética nos enseña que el fin no justifica los medios. El ingreso en prisión de los Villar, padre e hijo, se produjo en puertas del sorteo de la nueva temporada, la que nos lleva al Mundial de Rusia. El presidente en chirona debería saber que la única mano de Dios, pensando en el Espíritu Santo que completa esa trinidad, la patentó Maradona contra Inglaterra, el país que inventó la piratería.

El Havelange doméstico entre rejas, un león enjaulado que estaba en el cargo desde los tiempos de la quinta del Buitre. El Madrid-Barça no ha caído el 1-O, 1 de octubre que suena a victoria pírrica, de Pirro que no de Pirri, pero por ahora la única urna que han abierto en Cataluña ha sido la tumba de Salvador Dalí, el amigo de Lorca y de Buñuel. La realidad imita al arte, escribió Oscar Wilde, sobre todo cuando se encuentra con el más disparatado de sus aliados, el ridículo, que goza de más derechos de imagen que los futbolistas galácticos. Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos.

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