El descubrimiento del pinchazo de teléfonos móviles de miembros del Gobierno, periodistas y políticos de diferentes partidos ha creado un terremoto político de una magnitud todavía imprevisible en cuanto que puede tener consecuencias inesperadas que afectan a la gobernabilidad del país.

Muy recientemente, un informe de la plataforma Forbidden Stories publicada por el diario británico The Guardian apunta a Marruecos como Estado presuntamente responsable del espionaje. De ser verdad, se trataría de un acto hostil extremadamente grave. Lo cierto es que todos los indicios conducen a sospechar en nuestro vecino del sur como responsable. Por una parte, las fechas de los ataques son coincidentes con la crisis de Ceuta; en segundo lugar, los responsables espiados eran los miembros del Gobierno con mayor ámbito de competencias en relación con la gestión de la crisis; y, en último lugar, también se ha espiado a activistas saharauis, como Aminatu Haidar o el periodista Ignacio Cembrero, experto en el Magreb y que en su día tuvo que abandonar Marruecos por las presiones de su Gobierno.

El Gobierno español va a tener muy difícil la gestión de este ataque tecnológico. El sistema Pegasus es enormemente complejo y será muy difícil llegar a una conclusión con evidencias empíricas claras y contundentes. De hecho, hace un año el presidente francés pudo haber sido atacado por el sistema Pegasus desde Marruecos, pero fue absolutamente imposible probarlo, por lo que no se pudo formalmente adoptar medidas de respuesta. No obstante, esto no debe significar que estos actos queden impunes y se actúe como si nada hubiere pasado.

Además de esta sospecha surgen también algunas dudas. El Gobierno español que tradicionalmente había respetado al menos en teoría la doctrina de las Naciones Unidas en relación con el Sáhara occidental y que incluso se había atrevido valientemente a proporcionar asistencia médica al presidente del Frente Polisario a pesar de las graves consecuencias que acarrearía, dio un giro completo a su política exterior sobre la última colonia española posicionándose en contra del derecho internacional y saliéndose del enfoque de la Naciones Unidas para apoyar la ilegítima ocupación del territorio por Marruecos. La duda es si este giro radical puede tener alguna conexión con el espionaje realizado desde Marruecos. Gran parte de los analistas internacionales se sorprendieron de la extremada debilidad de la política española, la aceptación de un chantaje y la absoluta falta de garantías de lo que España iba a obtener por apoyar al agresor y renunciar a seguir los dictados del derecho internacional. Me pregunto: ¿Tiene algo que ver con haber sido espiados desde nuestro país vecino?

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