Cambio de sentido

Patafísica

La 'Nueva Normalidad' se parece cada vez más a la parodia de la realidad que realiza la Patafísica

Si hay alguna corriente, llamémosla cultural y de pensamiento, que me fascine es la Patafísica, ciencia paródica dedicada "al estudio de las soluciones imaginarias y las leyes que regulan las excepciones". Con decirles que el símbolo y emblema de esta corriente -que contó en su nómina a sátrapas de la altura de Boris Vian, Duchamp, Umberto Eco, Joan Miró o Fernando Arrabal- preside la pared principal de mi casa. Los patafísicos ponen de manifiesto lo delirante y retorcida que es siempre la supuesta "normalidad", usando las mismas estrategias que ésta: inventan nombrajos rimbombantes para sus cargos, ciencias imaginarias y constructos. Les cuento esto porque la Nueva Normalidad y su construcción a través de informes, dictámenes, recomendaciones, cambios de criterio, et al., se parece cada vez más a la parodia que hace la Patafísica de todo ello. Los hermanos Marx -que, no en vano, fueron miembros del Colegio de Patafísica- estarían maravillados con el resultado de la aplicación de medidas anti-Covid. En estas circunstancias duras, muchas situaciones y respuestas rozan el delirio. La inclinación al dislate parece ir a más.

Nadie nos cuenta lo bastante claro que las gentes de a pie nos embozamos la mascarilla para no perjudicar al prójimo próximo, pero que el mandato está dado -también, y a veces de modo preferente- para que no reviente el Sistema (sanitario, económico, social y político). Conforme: por supuesto, por ambos motivos -el primero el de non nocere a mis familiares y vecinos- me la pongo con convicción. Nosotros estamos haciendo nuestra parte, obedecemos, nos recogemos tempranico, ayudamos, ponemos todo de nuestra parte… Sin embargo, desde "arriba", desde todos los "arriba" que tenemos encima, no cesan de caernos mensajes radicalmente contradictorios e insensatos, con pinta de improvisados. Ora delegan todo, ora imponen. Ora es lo uno, ora lo otro. Las instrucciones, muchas veces, son opuestas; la realidad que generan es un locurón. El derrape de criterios es tal que a las gentes de a pie, que tienen sus negocios y sus ocios, no les dejan otra opción que ir deslizándose -casi al margen de la ley- por los dislates para no atentar contra la sensatez, la seguridad y la libertad. El mayor desamparo está en lo kafkiano, en la indicación contradictoria, en la prescripción insensata. A los aficionados a la Patafísica, los de la Nueva Normalidad nos han cogido la delantera. Qué peligro. Habremos de responderles con delirante coherencia.

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