Fue al químico francés Louis Pasteur a quien por primera vez se le ocurrió la idea de emplear un proceso térmico con la intención de reducir la presencia de agentes patógenos que podían degradar productos como el vino, la cerveza o la leche. En su honor, a ese calentamiento controlado se le denominó pasteurización. No cabe duda de que tal procedimiento supuso un avance crucial para la conservación de los alimentos y la prevención de que a su través se transmitieran enfermedades. Sin embargo no parece tan evidentes los beneficios que nos traerá esa suerte -si se me permite la analogía- de "pasteurización social" a la que las privilegiadas mentes que nos gobiernan se han empeñado en someternos con el objeto de que ningún "agente patógeno" (esto es, cualquiera que se salga del estrecho carril de lo políticamente correcto) pueda alterar el monocorde discurso oficial de no herir la sensibilidad de aquellos colectivos que hacen de la afrenta una herramienta ideal para -auto victimizándose- estar en la cresta de la ola informativa. Una especie de policía del pensamiento (siempre Orwell) vigila que nadie ofenda ni de palabra ni obra a los gremios que coyunturalmente pueden contribuir a mantener a los mismos de siempre instalados en el poder. Naturalmente esto se hace a costa de machacar uno de los logros más preciados de la sociedad moderna: la libertad de expresión. Maluma es un cantante colombiano de reguetón que tuvo la ocurrencia de aparecer en un video promocional tumbado en la cama junto a siete chicas ataviadas con tan exiguos como voluptuosos ropajes. "Machista", "cerdo", "tratas a las mujeres como zorras" … son algunas de las lindezas que les han obsequiado en las redes sociales y medios informativos por posar, ni más ni menos, como el muy lisonjeado James Bond en "007 contra el Dr. No". Del mismo modo, redes y medios y… ¡compañeros! han vapuleado al cómico Rober Bodegas por un monologo que, tangencialmente (no los mencionaba, solo los ponía en contraste con los payos), hablaba de los usos y costumbres gitanos, un tema que, por lo demás, ha sido una ancestral fuente de anécdotas en especial relacionadas con su peculiar interacción con la Guardia Civil. ¿Por qué no dejar al criterio de cada cual decidir si Maluma menosprecia a las mujeres o Bodegas discrimina a raza calé? En realidad, este pacato puritanismo solo es pura hipocresía o ¿es que acaso no son admirados y elogiados gentes como Picasso -reconocido misógino-, Wagner -antisemita-, Caravaggio -asesino-, John Lennon -maltratador de mujeres-, Lord Byron -propenso al incesto- o Gustave Flaubert -pedófilo-? El inconveniente de la pasteurización física reside en la perdida de alguna vitamina y la posible alteración de las propiedades y el sabor de los líquidos sometidos a ella. El de la pasteurización social es más inquietante: nos convierte en gilipollas.

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