El Papa y los comunistas

China es hoy la reserva espiritual del mundo. Puede que nuestros nietos conozcan un Papa chino

El Papa Francisco va a conseguir lo que intentaron sin éxito los cuatro pontífices anteriores: un acuerdo con el Gobierno comunista de China. Debe servir para unificar a las dos Iglesias católicas chinas y para que el Papa acuda en visita oficial. Aunque parezca una noticia pintoresca, o curiosa, es muy importante, sobre todo para los católicos. Puede que sólo se valore su repercusión con el tiempo. China es hoy la reserva espiritual del mundo. Puede que nuestros nietos conozcan un Papa chino. La herencia de Mao Zedong ya apenas se queda para el mausoleo de la plaza de Tiananmen, la veneración de los militantes del comunismo y la venta de souvenirs para los turistas.

El actual comunismo de Xi Jinping es sui generis. Sería bueno que nuestros comunistas de Podemos y Unidos conocieran mejor China, la segunda potencia económica del mundo, para obtener conclusiones y compararla con Venezuela. A pesar del ateísmo oficial, las religiones están toleradas. La mayoritaria es el budismo. La Iglesia católica sigue dividida en dos grupos: en la sección oficial, los obispos son nombrados por el Gobierno comunista; mientras que en la sección legítima están nombrados por el Vaticano, si bien algunos han sido perseguidos o están en paradero desconocido.

Quienes hemos visitado las pagodas y templos budistas, o las iglesias católicas de China, nos llevamos una sorpresa. En ese país, la religión no es cosa de viejos, sino de jóvenes. La juventud china ha salido más bien capitalista y amante del lujo, pero muchos se interesan por la espiritualidad. Las generaciones ateas son las de sus padres y abuelos, que vivieron los años duros, con la represión del PCCh maoísta y la revolución cultural. Los jóvenes y los rebeldes se interesan por lo prohibido. Como suele pasar desde Adán y Eva en el paraíso.

Por eso China es importante para el Papa, como Asia en general. Países como Corea del Sur y Filipinas mantienen la fe que se ha debilitado en los países más burgueses de la Europa occidental. Es imposible calcular el número de católicos que viven en China, ya que muchos lo ocultan. Según estimaciones, oscilan entre seis millones y 30 millones. La unificación de las dos iglesias católicas abriría un nuevo panorama.

Francisco está cerca de ser el primer Papa que oficia una misa en Pekín. Si lo consigue, puede que no sea del agrado de nuestros comunistas anticlericales decimonónicos; ni tampoco de los carcas que critican a este Papa, que rompe tabúes y tópicos.

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