Lel fin de semana pasado, andaba yo visitando la hermosa Alcazaba de Almería cuando me vi sorprendido por un aluvión de niñas vestidas de primera comunión. Fue algo así como cuando florecen prematuramente los cerezos en el Jerte, un anuncio de la primavera. Luego me fijé en que cada una de ellas llevaba un pequeño cortejo compuesto por la madre y un fotógrafo con toda la parafernalia de pantallas y focos suplementarios. Posaban las niñas con un fondo de almenas, rodeadas de jardines y con ramos de flores. Parece ser que el reportaje gráfico se prepara con tiempo, antes de recibir el sacramento que no estoy muy seguro que sea ya el centro del acontecimiento.

Si usted es padre o madre del neófito, prepárese para la petición de un teléfono móvil, como obsequio deseado. Siga mi consejo, hágale ver que usted lo quiere muchísimo, pero que no se lo comprará hasta dentro de unos años. Las armas las carga el diablo y el móvil es un arma de efecto retardado, en la que puede salirle el tiro por la culata, si se descuida. ¿Sabía usted que España está a la cabeza de Europa en el ciberacoso de adolescentes? No hay que desdeñar el dato de que somos también, los primeros en número de smartphones per cápita, pero aún así el porcentaje es aterrador. Si su hija le objeta que con un móvil es más fácil tenerla localizada y que todas las demás lo tienen y ella va a ser la "rarita" de la clase, ofrézcale un móvil sin internet y verá lo que le responde.

Las tecnologías de la información y la comunicación tienen ventajas evidentes como la creatividad, la diversión y el poder compartir con los demás, pero existe el riesgo de la información errónea, tóxica o peligrosa, el aislamiento social, la adicción, la perdida de privacidad y el de su conversión en una posible herramienta de maltrato. Un reciente estudio sobre adolescentes y uso del móvil, sitúa a un 13% de ellos en la zona adictiva y a un 32% en la del ciberacoso. Cuando veo la facilidad con que los jóvenes cuelgan sus fotos en las redes, recuerdo la frase de una Inspectora de la Policía Nacional experta en este tipo de delitos: "Donde hay un menor en la red, hay un pederasta al acecho". Los padres no deben abdicar de su responsabilidad, so peligro de tener que lamentarse inútilmente después. El problema es comparable, al de la droga en los 80. Si piensa que esta columna la he escrito para acongojarle, no se equivoca. Justamente, esa es mi intención.

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