Crónicas levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

Panes, tortas y torrijas

No hay duda, en el Gobierno andaluz ya no hay consejeros de PP y Ciudadanos, sino los listos y los panolis

Son grandes los esfuerzos estéticos que el Gobierno andaluz ha tenido que realizar para presentar una remodelación que, en verdad, es un ajuste de cuentas dentro de Ciudadanos. Al vicepresidente Juan Marín, que es el urdidor de estos panes con tortas y torrijas, le corría prisa sacar a su consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, del Gobierno y, de paso, aumentar las estructuras para colocar a unos cuantos leales, ya que las elecciones internas no le habían salido bien al sanluqueño. Arrimadas dijo que no, pero si no puedes cambiar la ley, cambia los reglamentos; así que lo que ha hecho el Gobierno de la Junta es vaciar de contenido a la Consejería de Igualdad. Es como una muerte a pellizcos. Verán.

Las políticas de violencia de género se las queda Juan Marín, que para eso es el consejero de Turismo, Memoria, Administración local y Justicia. La gestión de las residencias van a la Consejería de Salud, donde Jesús Aguirre se aburre tanto con sus hospitales, sus centros de salud, su coronavirus y sus mosquitos del Nilo. Las políticas de juventud se las lleva la Consejería de Empleo, porque ya saben que el paro es muy alto en Andalucía en ese sector de la población. Y las políticas migratorias vuelan a Presidencia. ¿Rocío, hija, con qué te han dejado? No te han echado, porque te has quedado.

Esto es, en efecto, hacer el pan con las tortas, una receta que viola por su gasto excesivo el segundo principio de la Termodinámica, pero aún restan las torrijas, dulce postrero al que Marín es aficionado. Esto último está más relacionado con Pirro, el griego que tuvo que retirarse de Italia porque las victorias le salían por un potosí.

A la Consejería de Economía, la que dirige Rogelio Velasco, ya le faltaba Extenda, que es una joyita de la Junta y que sirve para promocionar a las empresas andaluzas por el mundo. En las negociaciones del pacto entre Ciudadanos y el PP, se las quedó la Consejería de Presidencia, porque es bueno para el presidente de la Junta y porque Elías Bendodo es listo. Muy listo. Bendodo es un agente doble: Marín cree que es su mejor aliado, pero trabaja para el PP y Juanma Moreno.

Entre torrija y torrija -con La Guita, por favor-, la gestión de los fondos europeos pasa de Economía, de Ciudadanos, a Hacienda, que es del PP, la que dirige Juan Bravo, flamante secretario en la renovada dirección nacional de Pablo Casado. Bravo será quien negocie con Madrid qué parte de los 140.000 millones de Bruselas se invierten en Andalucía. No hay duda: en el Gobierno andaluz ya no hay PP y Ciudadanos, sino listos y panolis.

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