PRIMARIAS DE DESTRUCCIÓN MASIVA

El resultado del congreso del PP es la desaparición pública de toda una generación, la de Soraya Saénz de Santamaría

Ya saben ustedes que mis artículos muy raramente tratan de la política. No es que no me interese la "res pública", se trata más bien de que me atrae mucho más la peripecia humana que subyace tras la cortina de los acontecimientos políticos. El recurso de la apelación a las bases, en los partidos, siempre lo utilizan los candidatos que peores cartas llevan en el juego. Se corre con ello un riesgo importante. En la primera consulta a las bases de la que tenemos memoria, se enfrentaba el mejor candidato que uno pudiera elegir, a un vulgar asesino. Ganó Barrabás. Lo demás está en la Biblia.

Hasta ahora, el relevo generacional en el PP, se había decidido por cooptación entre la élite. Hay que recordar en este punto, la teatral rotura de una carta por parte de Manuel Fraga, en el nombramiento de Aznar que provocó el éxtasis de los militantes en aquel congreso. Rajoy fue brillante en lo económico, pero congeló el partido, durante veinte años. El resultado es la desaparición pública de toda una generación, la de Soraya Sáenz de Santamaría, que esperaba pacientemente que la retirada del presidente le diera cancha para gobernar el partido y la nación. Ya saben aquello de Sinuhé el egipcio: el que vive a la sombra del faraón, muere con él. Lo triste es que muere una generación preparada, con experiencia parlamentaria y de gobierno y fogueada en los bandazos de una crisis económica. Hete aquí que la generación posterior le ha comido el queso, mediante una picaresca operación en las primarias. En campaña y en los días posteriores a la elección de Pablo Casado, sonaron trompetas gloriosas de integración de los vencidos y de que nadie sobraba. Ustedes y yo sabemos que esto es España y aquí no se tienen adversarios, sólo enemigos y al enemigo, ni agua. La esgrima política en nuestro país, no es a florete sino a navaja cachicuerna y eso se nota en la heridas. Dicen que las bases y sus votantes están muy ilusionados. Hombre, en la búsqueda desesperada de un gobernante que tenga el glamour de John F. Kennedy, Pablo es homologable con Sánchez y Rivera, guapetones, aseaditos y hablando inglés. El Partido Popular ha elegido un líder que tiene encima una espada de Damocles judicial, un corsé del que no podrá liberarse rápidamente. Ahora eso sí, tras los resultados de primarias de PP y PSOE, las próximas elecciones andaluzas van a tener un morbo especial. Susana Díaz y Juanma Moreno saben que en Ferraz y Génova ya están preparados los torpedos a la línea de flotación, para el que pierda.

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