La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

El PP, otra vez, en el banquillo

La misma mayoría que crea la comisión de investigación redacta sus conclusiones: los investigados son culpables

No se sabe si Mariano Rajoy acabará en el banquillo de los acusados por su implicación en la trama parapolicial de espionaje al ex tesorero del PP Luis Bárcenas, en la que ya está imputado el ex secretario de Estado de Seguridad Francisco Martínez y se pide la imputación del ex ministro del Interior Jorge Fernández Díaz y la ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal.

Se sabe, por el contrario, que Rajoy tendrá que sentarse en el banco de los comparecientes en el Congreso de los Diputados, que es casi tanto como decir en el banco de los condenados de antemano. Es así porque las comisiones de investigación parlamentaria en España, a diferencia de las de otras naciones democráticas, no investigan nada, sino que confirman las sospechas de quienes las promueven. La misma mayoría que impulsa su creación va a ser la que, independientemente del desarrollo de sus trabajos, los documentos que se aporten y los testimonios de quienes comparezcan, escriba sus conclusiones de acuerdo con el relato elaborado a priori. A saber, en este caso, que Mariano Rajoy es responsable político de todo lo que hicieron sus subordinados para sabotear las investigaciones judiciales sobre la corrupción de su partido y su financiación irregular.

Que conste que la Justicia ha encontrado indicios contundentes de actividades ilegales de altos cargos del PP y del Gobierno de Rajoy. Básicamente, el probado espionaje con abundantes recursos del Estado y fondos reservados al ex tesorero Bárcenas (condenado por la financiación ilegal de los populares, con sus extorsiones a empresas y su gestión de los sobresueldos a los jefes), con el inevitable Villarejo de por medio, y el testimonio del antiguo secretario de Estado Martínez, prototipo del político cabreado porque sus queridos compañeros de partido le dejan en la cuneta para que se coma el marrón que entre todos han generado, sin siquiera un escaño de diputado de provincias. Un número uno en su promoción de letrados de las Cortes y número dos de Interior durante cinco años atesora muchos secretos y, si se siente abandonado, almacena un rencor ilimitado. "Mi grandísimo error fue ser leal a miserables como Jorge, Rajoy y Cospedal", dice en una grabación.

Qué razón tenía Churchill al replicar al diputado novato que estaba eufórico por sentarse en la bancada frente a sus enemigos: "No se equivoque, joven. Esos son nuestros adversarios. Los enemigos están aquí a nuestro lado, en el mismo banco".

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