El principio de acuerdo alcanzado por los gobiernos de España y Reino Unido sobre las relaciones de Gibraltar con nuestro país -muy particularmente, con el Campo de Gibraltar- y el encaje de la colonia británica en la UE tras el Brexit representa un paso histórico clave llamado a ampliar los fuertes vínculos sociales y económicos ya existentes entre la comarca y el Peñón. Ambos territorios deben conformar lo que se ha venido a llamar un “espacio de prosperidad compartida”, basado, sin lugar a dudas, en unas nuevas reglas del juego.

La integración del Peñón en el espacio Schengen tendrá como consecuencia inmediata el derribo de la Verja y la desaparición de los controles aduaneros existentes, lo cual permitirá el libre tránsito de personas y mercancías entre el Campo de Gibraltar y la Roca. Para los miles de ciudadanos que residen y/o trabajan a uno y otro lado se trata de un sueño hecho realidad cuya puesta en marcha debe conllevar, de manera inexcusable, la aplicación de más medidas de control por parte de España y de más transparencia en lo que corresponde a las autoridades llanitas. Es el caso de los sectores financiero y empresarial de la colonia, para lo cual es preciso que Reino Unido ratifique el Tratado Fiscal suscrito con España el pasado mes de marzo. Con el mismo propósito, esa apertura de puertas y de cooperación bilateral tiene que hacerse extensiva a asuntos claves como la colaboración policial y aduanera, a la información que Gibraltar ofrece sobre sus ingentes importaciones de tabaco -a fin de acabar con la lacra del contrabando- y a una armonización inaplazable en el ámbito de la protección del medio ambiente.

"La labor de la ministra González Laya ha dado sus frutos y permite poner un broche de esperanza a un 2020 tan oscuro como el que hemos vivido"

Todos esos temas y algunos otros que hasta ahora han mantenido distanciados España y Reino Unido forman parte del documento pactado y que el Gobierno de Pedro Sánchez presentará a la Unión Europea para que durante los próximos meses sean perfilados y se cierren todos los detalles para que se convierta en un tratado internacional acordado entre los 27 y Londres. La labor desarrollada por la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, ha dado sus frutos y permite poner un broche de esperanza a un 2020 tan oscuro como el que hemos vivido.