Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Nuevas energías

Todos los actores implicados deben poner orden en el desarrollo de los planes. El futuro hay que construirlo para que no nos arrolle

En 2050, el conjunto de la Unión Europea deberá haber alcanzado su descarbonización gracias a la desaparición progresiva de los combustibles de origen fósil y su sustitución por fuentes de energía renovable. Es el gran objetivo de la estrategia de lucha contra el cambio climático, una revolución en toda regla de la que seremos testigos y protagonistas.

El Campo de Gibraltar se ve llamado a ocupar una posición clave en este cambio de ciclo gracias a sus excelentes condiciones para acoger plantas fotovoltaicas y parques eólicos y a la existencia de un polo industrial de referencia que, además de ser un gran consumidor de energía, dispone de empresas con experiencia para afrontar el reto.

A ello se une que la generación de electricidad por medio de fuentes fotovoltaicas y eólicas es indispensable, junto al aprovisionamiento de agua, para la producción mediante electrólisis de hidrógeno verde, llamado a ser el combustible del futuro a tenor de los 400.000 millones de euros que la UE se ha comprometido a invertir en su desarrollo e implantación hasta 2030.

Para el desarrollo de proyectos vinculados a ese nuevo horizonte de polución cero, el Campo de Gibraltar dispondrá en Los Barrios de suelos libres como consecuencia del desmantelamiento de sus dos centrales térmicas. En Palmones, la empresa EDP ya ha puesto sobre la mesa la construcción de una planta de producción de hidrógeno verde con una inversión global de 555 millones de euros, en tanto que Enagás capitanea otro plan similar por valor de 300 millones. No estamos ante ninguna quimera, como puede comprobarse si tenemos en cuenta que Arabia Saudita, pese a poseer las mayores reservas de petróleo del mundo árabe, prevé destinar alrededor de 4.500 millones a una planta de green hydrogen en la ciudad inteligente de Neom, a orillas del Mar Rojo.

No olvidemos tampoco en este contexto el papel del Puerto de Algeciras, puesto que las grandes navieras se plantean el empleo del hidrógeno verde para mover sus portacontenedores y los muelles de la ciudad deberán estar preparados para suministrarles esa modalidad de energía a no muchos años vista.

Nuestra comarca fue pionera hace décadas en la instalación de aerogeneradores y afronta varios y ambiciosos proyectos de construcción de plantas fotovoltaicas que, para obtener los permisos necesarios, deberán dar respuesta previa a problemas como la enorme ocupación de suelos que requieren y a la evacuación de la energía que produzcan, a través de subestaciones y de una extensa malla de cables en el entorno del Parque de los Alcornocales.

De momento, las empresas que promueven esos parques fotovoltaicos se han encontrado con el freno inicial de los alcaldes de los municipios afectados, quienes por motivos más que justificados han pedido calma y reflexión porque no quieren que nadie hipoteque el futuro ambiental, agrícola y urbanístico de sus municipios. Paso a paso, y como proponía en estas páginas el pasado viernes el profesor Jesús Verdú, todos los actores implicados deben poner orden en el desarrollo de esos planes. El futuro hay que construirlo para que no nos arrolle.

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